Reveco hizo vibrar a su pueblo malargüino

Fue la fiesta que tal vez soñó, aunque difícilmente haya imaginado con tanta devoción Juan Carlos Reveco. El Cotón de la gente.

Malargüe, desde hace muchos años lo tiene como su hijo pródigo, pero finalmente lo consagró como su máximo ídolo, y de ello no quedaron dudas la madrugada del domingo, tras derrotar al mexicano Julián Rivera, en fallo unánime, luego del paso de doce duros rounds, y retuvo el título mosca de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB), en su segunda defensa.

Sangrando de sus dos párpados pero con una sonrisa de lado a lado dibujada en su rostro de felicidad, eran la muestra elocuente de la alegría de Cotón frente a un estadio Malal Hue totalmente colmado, en el que sólo se escuchaba como música de fondo el conmovedor: “Re-veee-co…Re-veee-co…” una y otra vez.

El malargüino demostró ante su público un sólido discurso técnico que le aseguró una victoria contundente. Dominador y demoledor absoluto de una pelea que fue un monólogo y que terminó con un puntaje ideal. Y quedó con un récord de 29 triunfos (16 por nocauts) y 1 derrota. Mientras que Rivera tiene 13 triunfos (dos por nocauts) y 7 derrotas.

El fallo de los jueces fue unánime y subrayó la solidez del anfitrión: Jesús Covas, 120 a 107; Reina Ávila 120 a 107,5, y Carlos Sucre 120 a 107,5.

Si algo le faltaba al campeón era poder mostrarle a su gente aquella jerarquía boxística que le ciñó la corona. Una cuenta que saldó con creces, porque se llevó los 12 asaltos y una tarjeta impecable. Así lo vio Más Deportes: 120 a 107. Rivera tuvo un punto de descuento por reiteradas infracciones.

El primer capítulo desnudó una tendencia que luego se mantendría inamovible: Reveco abrió su faena con mucha seguridad y solidez para marcar el ritmo de la pelea. Cotón metió rápidas combinaciones de golpes a la zona blanda y arriba de un rival que esperaba algún golpe de suerte, que no llegaría. Así abrió los cartones el campeón con un 10 a 9. Y sería un monólogo.
En el segundo round el mendocino tuvo el capítulo más complicado.

A los 30 segundos sufrió un corte en su ceja derecha que le complicó la visión. El Chicano apostó a esa zona. Reveco se alteró un poco. Luego encontraría el equilibrio y el medio para golpear muy duro a un rival que recibió un gran castigo, pero lo asimiló.

Le faltó de todo a Reveco. Le faltó definición, claridad y profundidad en sus golpes, pero le sobró algo valioso: corazón y entrega. Ese que le ofreció a su gente en cada embate, ante un rival mediocre boxísticamente, pero complicado.

Fuente: Los Andes