Triunfo difícil. Una vez más, quedó evidenciado que a la “B” le sienta más cómodo esperar que atacar. Debió lidiar demasiado para doblegar a Unión.
Fue más difícil de lo imaginado este Unión negado de victorias. O quizá sea el propio Belgrano quien le haya permitido asomar la cabeza desde el fondo de las tinieblas, hasta que “el Picante” Pereyra puso la suya y lo devolvió a la realidad.
Quedó claro, una vez más, que ir al abordaje no es la táctica que mejor le sienta al Pirata. Martín Zapata fue el único que pareció entender, desde el arranque del partido, cuál era el camino a seguir. Al resto parecía quemarle la pelota en los pies. Entonces se repitieron los lanzamientos largos para buscar a los delanteros, y también faltó una pizca de decisión para cambiarle los planes de entrada al timorato Tatengue.
Con muy poquito juego Belgrano se las ingenió para exigir a Perafán. El arquero se quedó con los sucesivos intentos de Quiroga, Zapata y Aveldaño, y acompañó el remate de Aquino que dio en el larguero cuando ya no había mucho para hacer.
Unión aguantó con una troupe de luchadores –sentados junto al DT Nery Pumpido miraban el partido Sarmiento, Franzoia, Galván o Núñez– y buscó una salida rápida hacia Jara o Chiapello. En uno de esos envíos, el ex Patronato agarró mal parado al fondo celeste y metió un bombazo que exigió la aparición del mejor Olave. Antes del descanso habría un “bis” del duelo entre Jara y el “1” local, con idéntico final.
En el entretiempo, Zielinski entendió que algo había que cambiar, y metió a Carranza por Melano. Pero Belgrano no sólo se quedó sin desbordes, sino que también perdió la pelota.
A los 14 minutos, el ingreso de Pereyra por Velázquez corrigió otra vez la propuesta y envalentonó a la “B”. “El Picante” avisó con una chilena apenas ingresó, y pocos segundos más le bastaron para ser héroe en el reino del revés: cabezazo goleador tras desborde de Aquino.
Por entonces, Zapata ya no estaba solo en la intención de jugar la pelota al piso y con paciencia. Había encontrado en Carranza a su mejor aliado.
No obstante, el final no encontró tan cómodo a Belgrano, que no defendió la ventaja con el balón en su poder y, además, le regaló a su adversario un par de tiros libres a partir de faltas innecesarias.
El gol del “Picante” fue la gran alegría de la tarde, aunque él pidió perdón. Por el resto, no sería malo que hubiera una disculpa colectiva.
Fuente: Mundo D