Los Pumas en Mendoza: ahora hay que aprovechar el efecto contagio

Nuestra provincia tuvo un espectáculo deportivo de primerísimo nivel. Ahora, es tarea del rugby local captar el efecto que deja tremendo aconteciemiento para sumar niños a la práctica deportiva. Eso sí que será el triunfo más importante de todos.

Los ojos ovalados de ese purrete de no más de diez años brillaban. En la cancha estaban esos tipos grandotes que habitualmente ve por la tele. Ahí, cerquita, casi como lo habrá soñado muchas noches. Esos héroes de celeste y blanco bajaron del cielo para jugar en el estadio de su provincia.

Ese purrete de mil asombros no necesitaba saber que estaba viviendo un momento histórico. Hay cosas que no se saben. Simplemente se sienten. Sobre todo cuando el padre lo puso en sus hombros para que viera mejor como los equipos salían a la cancha.

El padre, un tipo que creció con el rugby en las venas, que entiende ese hermoso deporte como una escuela de vida, sí sabía de la importancia de lo que estaba sucediendo.

Se estaba por jugar el partido más importante de la historia del rugby argentino en Mendoza. Sí, los mendocinos fuimos, ayer, muy afortunados, para qué negarlo. Los Pumas, ese equipo que se ganó el respecto del mundo ovalado a partir de su garra y su corazón, a partir de crecer como amateurs y jugar el rugby más profesional que existe, estaban pisando el césped del estadio de los mendocinos.

Y toda esa fiesta del deporte tuvo una organización impecable, acorde a lo que exige un torneo (el Rugby Championship) de tan alta calidad.

[Pumas—Springboks—980—24]

La gente acompañó, cantó, vibró y le puso calor y color al Malvinas Argentinas. Eso sí: el estadio no lució lleno, como hubiera correspondido. Hubo algunos claros en las plateas, pocos, pero claros al fin. Muchos se quejaron del precio de las entradas. Una pena.

Los sudafricanos, según comentaron, se sintieron muy a gusto en nuestra provincia. Eso puede ser muy importante para que el año que viene el Rugby Championship vuelva a estos pagos, ya que desde la Sanzar tienen muy en cuenta cómo se sienten los visitantes.

Quince mil personas llegaron a Mendoza para presenciar el partido. Hinchas de muchas provincias del país y fanáticos sudafricanos. El partido se transmitió a todo el mundo. El saldo es positivo por donde se lo mire.

Pero atención: este deporte espectáculo no se tiene que quedar sólo en el espectáculo. El rugby mendocino tiene que sacarle el máximo provecho y que los ñiños que ayer se deslumbraron con los Pumas, mañana se sumen a la práctica del rugby. El efecto contagio tiene que ser aprovechado.

Y así, sólo así, si mañana ese purrete de ojos que brillan sueños corre con una ovalada en la mano, si ese purrete crece junto a sus amigos en un ámbito deportivo y aprende los valores que enseña el rugby, si todo eso pasa y se multiplica por ciento de niños, no tenemos la certeza de saber si Los Pumas serán los mejores del mundo, pero si estamos convencidos de algo: el mundo será un lugar más sano.

Fuente: Mdzol