El encuentro entre De la Sota y Macri sonó como un «portazo» en la Casa Rosada. El kirchnerismo los cuestiona por sus aspiraciones presidenciales. Scioli se suma a esa lista de mandatarios que el Gobierno mira con recelo por su intención de pelear la presidencia en 2015. Sin embargo, la relación política con el oficialismo los diferencia BUENOS AIRES.- Los tres son presidenciables. Los tres están enfrentados con el kirchnerismo en mayor o menor grado. Y los tres tienen en común los ataques permanentes del Gobierno nacional, en la voz de la presidenta, Cristina Fernández. Pero difieren en los calificativos en la crítica respecto de sus desempeños, como «mal administrador», dirigida al gobernador bonaerense Daniel Scioli, «Robin Hood, pero al revés», para el mandatario cordobés José Manuel De la Sota, y de «adolescente caprichoso», entre otras, para el jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri.
Dos de ellos decidieron ir más allá de Córdoba y de la Capital Federal. De la Sota y Macri desataron ataduras y liberaron un pacto político enmarcado en una foto, con un trasfondo que apunta a reclutar el desánimo de los jefes de Estado con gestiones deficitarias por la menguada coparticipación.
Scioli padece esta situación, pero no termina de plasmar su independencia. Por eso, De la Sota y Macri por ahora lo nombran entre los ejemplos del grupo de los «perseguidos», pero no lo suman.
Macri, en tanto, habituado a los contraataques, calificó de «perverso» y un «disparate» el cuestionamiento de la administración nacional contra encuentros como el que tuvo con De la Sota, y criticó a los mandatarios provinciales que «van mansitos a entregarse a lo que les diga la Casa Rosada, en vez de tratar las posibilidades de progreso que tiene su comunidad».
Ambos dirigentes «alteraron» el jueves la paz kirchnerista y marcaron diferencias con la Casa Rosada. Coincidieron en la falta de diálogo y pidieron más tolerancia, apuntando a la Presidenta. La excusa de la reunión fue la firma de un convenio en las áreas de Cultura y Turismo de la Provincia y el gobierno porteño. Pero, la foto tuvo impacto político nacional, como lo anticipó el propio De la Sota.
El alcalde porteño reclamó el derecho de la dirigencia a tener «espacios de trabajo», cualquiera sea el signo político, para avanzar en el bienestar de los habitantes de cada provincia y de cada ciudad y advirtió que «es la Argentina la que sale adelante y no todo pasa por el humor de una persona».
Ante las voces kirchneristas que criticaron la reunión, Macri defendió ese encuentro. «¿Cuál es el enojo de la Presidenta (Cristina Fernández)» de que mandatarios se reúnan para trabajar por el bien de su comunidad?»
Insistió en manifestarse en contra del «pensamiento único» o de ser considerado «enemigo» al que piensa distinto, y afirmó que «en la Argentina no puede quedar todo en una sola persona: tiene que ser conducida por un equipo de gente, un equipo presidencial, un equipo en cada provincia, en cada ciudad, en cada medio de comunicación».
Luego , Macri se quejó de que «éste es el Gobierno más unitario de los últimos 30 años», pero apuesta a su postulación presidencial -al igual que De la Sota- a sabiendas que el Estado Nacional es el que puede autorizar a las provincias que suscribieron el Pacto Fiscal a endeudarse, como ocurrió con Buenos Aires cuando lo requirió Scioli, y como lo viene reclamando el jefe de Gobierno porteño sin suerte.
En este contexto, De la Sota ya renunció al Pacto Fiscal y exige que no le descuenten el 15% de coparticipación, y en la provincia de Buenos Aires los opositores van por lo mismo. (NA-Especial)