SAN CARLOS DE BARILOCHE.- El desconcierto reina en el escenario político de Río Negro. El gobierno del Frente para la Victoria se debate en una crisis interna con reproches al gobernador Alberto Weretilneck por parte del PJ, alineado con el senador kirchnerista Miguel Pichetto, y se encamina a una ruptura del bloque de legisladores oficialistas.
La alianza entre el PJ y el Frente Grande que logró llegar al gobierno después de 28 años de gestiones radicales se sumerge nuevamente en la incertidumbre respecto de su futuro. Primero, fue la trágica muerte del gobernador Carlos Soria, que sólo estuvo 20 días en el poder, y ocho meses después, cuando parecía encaminado el gobierno de Weretilneck, dirigente del Frente Grande, llegaron los reproches del peronismo.
Pasó poco tiempo desde que el PJ aplaudía a Weretilneck cada vez que decía que el gobierno que encabezaba era del justicialismo y hasta anunció tiempo atrás su decisión de afiliarse a esa fuerza (aunque nunca lo hizo).
La crisis llevó al legislador pichettista Ariel Rivero a anunciar la ruptura del bloque oficialista. El sector que integran una docena de legisladores anticipó que formará su propio bloque, aunque el vicegobernador Carlos Peralta (proveniente del sector que lideraba Soria) niega esta decisión y asegura que se trabaja para «mantener la unidad».
En caso de que se concrete la fractura, Weretilneck quedará con una minoría que lo obligará a buscar aliados entre radicales y fuerzas provinciales para obtener los votos que necesita para sus proyectos.
Sin embargo, fue el senador Pichetto quien la semana pasada dio el primer paso de una catarata de reproches hacia la gestión de Weretilneck, a quien le piden que «cambie el rumbo» del gobierno y no adopte decisiones inconsultas.
La independencia del gobernador frentista en la toma de decisiones en el último tiempo molestó al senador y su sector. Piden mayor protagonismo en el gobierno y, como represalia, el propio hijo de Pichetto, Juan Manuel, renunció el lunes al Ministerio de Producción.
«No nos sentimos parte del gobierno», dijo el jefe de la bancada del FPV desde Buenos Aires y cuestionó entre otras cosas que Weretilneck mantuviera diálogo con dirigentes radicales que participaron de los gobiernos de casi tres décadas en la provincia.
Weretilneck apela a que «todo pase». Según dijo a LA NACION, «lo importante es que el gobierno está cumpliendo con su tarea». Y añadió: «Tenemos una provincia sin conflicto social, sin conflictos gremiales, pagamos los sueldos sin apelar al auxilio de la Nación y las economías regionales están en marcha».
El gobernador descartó un encuentro inmediato con Pichetto para subsanar las diferencias y prometió que el reemplazo del ministro de Producción se analizará en conjunto con el PJ.
Ebullición interna
Diputados nacionales, legisladores e intendentes que responden al pichettismo se sumaron con críticas a la gestión y promovieron un encuentro interno del PJ para la próxima semana, en el que analizarán la situación. Algunos esbozaron la idea de anticipar las elecciones en la provincia, cuestión que descartó de inmediato el propio Pichetto.
El PJ de Viedma fue más allá y, a modo de un sindicato, se declaró en «estado de asamblea permanente» planteando la supuesta «exclusión orgánica del peronismo» del gobierno que encabeza Weretilneck.
El otro sector fuerte del peronismo encabezado por Martín Soria, hijo del gobernador fallecido, intenta mantenerse al margen, pero cuestiona que el rumbo del gobierno no es el prometido por su padre.
«No quiero caer en posicionamientos de un lado o de otro, pongámonos al lado de la gente, que es la que el 25 de septiembre pidió sacar a la provincia del letargo», dijo Soria, que integra la conducción provincial del PJ.
En la balanza de respaldos el gobernador que niega ser responsable de la crisis desatada sumó al Movimiento Evita, la CGT (que responde a Hugo Moyano) y a un puñado de legisladores peronistas que se alineaban con el sorismo..
Fuente: http://www.lanacion.com.ar/