Tres figuras claves del partido de izquierda fundado por Lula en 1980 son apuntados por Gurgel como integrantes del «núcleo político» del mayor esquema fraudulento que se recuerda en el país.
La segunda sesión del juicio a los implicados en el escándalo de corrupción que amenazó el gobierno del ex presidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva se realiza hoy en Brasilia en una instancia clave para el Partido de los Trabajadores (PT), que tiene varios dirigentes históricos en el banquillo.
Según lo previsto por el Supremo Tribunal Federal, el procurador general de la República, Roberto Gurgel, expondrá durante unas cinco horas su parecer sobre los reos, acusados de haber desviado dinero durante la campaña electoral que llevó a Lula a la presidencia, y usar el dinero para sobornar parlamentarios a cambio de apoyo al gobierno en el Congreso.
Tres figuras claves del partido de izquierda fundado por Lula en 1980 son apuntados por Gurgel como integrantes del «núcleo político» del mayor esquema fraudulento que se recuerda en el país: el ex presidente del partido, José Genoino; el ex tesorero Delubio Soares y el jefe del Gabinete Civil de la Presidencia, una especie de primer ministro del gobierno Lula, José Dirceu.
Éste último, calificado por Gugle como «el cabecilla de una cuadrilla», es una figura clave para el futuro del PT, e incluso para los deseos de buscar un tercer mandato que abriga Lula da Silva, aunque, según aclaró, «sólo» si la actual presidenta Dilma Rousseff «desiste de buscar la reelección».
La condena de Dirceu evidenciaría que durante el gobierno del ex dirigente sindical, y desde dentro mismo del propio Palacio del Planalto, sede de la Presidencia de la República, operaba el líder de un esquema fraudulento que usaba dinero ilícito para pagar sobornos.
También serán blanco de las mayores acusaciones del procurador, el publicitario Duda Mendonca, responsable por la exitosa campaña que llevó a Lula al poder; y el empresario Marcos Valerio, considerado el operador financiero del esquema de desvío de dinero, que consistía en pagarle mensualidades a los parlamentarios y partidos aliados que garantizaran su voto a las iniciativas propuestas por el Ejecutivo.
Debido al pago mensual de los sobornos, el caso se conoce en Brasil como escándalo del «mensalao».
Los acusados responden por siete delitos: formación de cuadrilla, corrupción activa y pasiva, peculado, evasión de divisas, lavado de dinero y gestión fraudulenta.
Según aseguran hoy varios medios de prensa, Gurgel pedirá la condena de 36 de los 38 acusados. El ex ministro de Comunicación Social del gobierno Lula, Luiz Gushiken; y el ex asesor parlamentario Antonio Lamas, serán excluidos por falta de pruebas.
Las versiones periodísticas ratifican los dichos del propio procurador, quien en las vísperas del inicio del «juicio del siglo» calificó la estratagema como «el más atrevido y escandaloso esquema de corrupción y desvío de dinero público descubierto en Brasil» y manifestó: «Para que haya justicia, el tribunal deberá condenar a todos los reos del caso».
«Creo que el Supremo hará justicia. Y en la visión del Ministerio Público, justicia es condenar a todos», enfatizó el procurador, quien será el gran protagonista de la histórica sesión de hoy en el Supremo brasileño.
por DPA