Al menos 150 personas, entre ellas decenas de rebeldes, murieron el jueves en el centro de Siria en una nueva masacre imputada al régimen por la oposición, que este viernes pidió una resolución vinculante del Consejo de Seguridad de la ONU para poner fin al baño de sangre.
Tropas gubernamentales bombardearon el jueves la localidad de Treimsa, en la provincia de Hama, echando mano de tanques y helicópteros, y dejando un balance de más de 150 muertos, según el opositor Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), con sede en el Reino Unido.
Tanto el OSDH como los activistas presentes en el terreno dijeron que había decenas de insurgentes entre las víctimas de la «masacre», perpetrada en un enclave sunita rodeado de pueblos alauitas (otra rama del islam a la que pertenece el presidente Bashar al Asad).
El gobierno de Damasco, por su lado, atribuyó la masacre a los «grupos terroristas armados» que dice combatir desde el inicio de la revuelta contra el régimen en marzo de 2011.
La nueva masacre se produce en medio de un bloqueo diplomático. La elaboración de una resolución en el Consejo de Seguridad de la ONU sigue empantanada por el desacuerdo entre los países occidentales, que amenazan a Damasco con sanciones, y Rusia, principal apoyo del régimen de Bashar al Asad.
Los 15 miembros del Consejo, que el jueves no lograron ningún avance significativo, se reunirán este viernes para seguir negociando, según fuentes diplomáticas. De momento, Francia instó al Consejo de Seguridad a «asumir sus responsabilidades».
El emisario de la ONU y la Liga Árabe para Siria, Kofi Annan, dijo que estaba «horrorizado y consternado» por lo sucedido, y consideró que se trata de «una violación del compromiso del gobierno de poner fin al uso de armas pesadas en los centros de población».
El jefe de la misión de observadores de la ONU en Siria, Robert Mood, afirmó que sus hombres están dispuestos a acudir a Treimsa y verificar los hechos si hay un verdadero alto el fuego.
Un militante de Sham News Network, un medio favorable a la revuelta contra Asad, dijo que la mayoría de las víctimas eran miembros del Ejército Sirio Libre (ESL), formado principalmente por desertores.
«Un convoy del ejército se dirigía a la región de Hama, cuando fue atacado por el ESL. El ejército contraatacó con el apoyo de refuerzos de los pueblos alauitas. El ESL resistió durante una hora, hasta que fue vencido», explicó el militante, que dijo llamarse Jaafar.
«Hubo un gran número de rebeldes muertos en los combates entre el ESL y el ejército regular», contó una militante llamada Mariam, contactada por la AFP a través de Skype. «El ejército recurrió a una fuerza excesiva contra unos treinta miembros del ESL en el interior de la localidad», añadió.
El Consejo Nacional Sirio (CNS), principal coalición opositora, calificó esta reciente masacre como «el más infame de los genocidios cometidos por el régimen sirio».
Además urgió al Consejo de Seguridad de la ONU a adoptar una resolución vinculante al amparo del capítulo VII, que prevé medidas coercitivas en caso de amenaza a la paz, que pueden ir desde sanciones económicas hasta el uso de la fuerza militar.
Los Hermanos Musulmanes de Siria, miembros influyentes del CNS, criticaron con especial virulencia el papel del emisario internacional Kofi Annan, así como los régimenes de Irán y Rusia, dos aliados de Asad, a los que responsabilizaron de la masacre por su inacción.
«Después (de Treimsa) habrá masacres aún más espantosas, mientras aquellos (países) que pretenden ser los portadores de la civilización se quedan impasibles ante la sangre siria», destacaron los Hermanos Musulmanes en un comunicado.
Según la agencia oficial SANA, el ejército se enfrentó a un «grupo terrorista» en esa localidad, causando «importantes pérdidas en las filas de los terroristas» y tres entre los soldados.
La jornada de este viernes hubo nuevas manifestaciones, en Damasco y Alepo, entre otras localidades, y la violencia se cobró la vida de 56 personas, entre ellas 25 civiles, 24 soldados y siete combatientes rebeldes.
La represión de la revuelta y los combates entre fuerzas gubernamentales y rebeldes han causado más de 17.000 muertos desde el inicio, en marzo de 2011, del movimiento contra el régimen de Bashar al Asad, según el OSDH.
Imagen obtenida de un vídeo publicado en el portal de internet YouTube este viernes 13 de julio de unas presuntas víctimas de la matanza en Treimsa, en la provincia central siria de Hama.
AFP