A Platense lo protege su Angelotti: el arquero evitó la caída con Chicago, que quedó bien parado para la vuelta.
El marco que había en Vicente López era digno de una final: 10.000 personas coparon la cancha y se vivió una fiesta desde muy temprano. Pero dentro del terreno de juego, Platense no pudo continuar la celebración. Es más, el 0-0 fue un castigo para un Chicago que fue muy superior y despilfarró varias situaciones para convertir. Además, el local tuvo en Nicolás Angelotti a una muralla en el arco.
El Torito fue arrollador en el PT y, con un Julio Serrano encendido en el mediocampo, dominó el trámite. Lo dirigidos por Mario Franceschini merecían la ventaja, pero Scifo, Carboni y el mismo Serrano no estuvieron finos a la hora de definir. En el complemento el partido fue más cerrado, muy trabado y con poquito juego. Eso sí, el Verdinegro, que se replegó en el ST, contó con dos oportunidades claras. Peor ahí apareció el 1 del Calamar, al igual que hace tres semana en la 40ª fecha del torneo, en donde fue figura en otro 0-0 entre ambos conjuntos. Ayer, Angelotti le ahogó el grito a Christian Gómez y luego le sacó un tremendo cabezazo a Lucas Banegas.
Es verdad, la parda fue un premio escaso para Chicago, que hizo lo necesario para irse con una alegría. Aunque también tiene su lado positivo: si en la revancha en Mataderos el Torito logra al menos un empate, pasará a la final del Reducido gracias a la ventaja deportiva. Platense, por su parte, volvió a contar con su Angelotti de la guarda y logró evitar la derrota en casa, pero deberá mejorar mucho si quiere seguir en el Octogonal.
Fuente: Olé