Los ladrones realizaron una carga de pocos pesos y luego asaltaron a los playeros. Estaban en moto y siguen prófugos. Uno fue en diagonal 74 y 72 y otro en 44 y 161, que ya sufrió más de 200 atracos. Los autores no serían los mismos.
Con casi 60 cuadras y seis horas de diferencia, dos estaciones de servicio de la región fueron asaltadas por motochorros que simularon querer cargar combustible, pero luego sacaron un arma y terminaron huyendo con la recaudación del lugar. Sucedió en las playas ubicadas en diagonal 74 y 72 y en 44 y 161, donde ya acumulan más de 200 robos desde que abrieron.
En este último lugar, el atraco sucedió alrededor de las 17.30, cuando llegó un joven que tendría menos de 18 años en una moto Gillera 150 cc de color gris. Y, como suele suceder, apeló a una artimaña para evitar que la víctima sospechara.
“Cargame 5 pesos de nafta”, le dijo a Adrián, un playero de 24 años que en ese momento atendía el comercio.
“Le cargué, se fue y me fui para atrás”, comentó el joven, refiriéndose a su cuarto de descanso, pero eso no fue todo, ya que el adolescente “volvió y me preguntó dónde inflar las gomas, pero le aseguré que el sistema no andaba”. Allí se terminó toda la farsa, ya que el sujeto “sacó un arma calibre 38 gigante, con un caño muy largo, me apuntó y me pidió la cartera”, recordó el empleado.
Para no poner en riesgo su integridad física, Adrián le hizo caso y le entregó la billetera de trabajo con unos 500 pesos.
“Ya perdimos la cuenta de los robos que tuvimos. Tampoco hacemos la denuncia, ya no perdemos el tiempo con eso”, declaró en anteriores ocasiones la dueña, Josefina, que aseguró que ya acumularon más de 200 robos. En esta oportunidad, superada por la bronca de un nuevo episodio, prefirió no hablar.
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El otro hecho sucedió alrededor de las 11 de la mañana y la víctima fue una joven playera. “Fueron dos pibes que estaban vestidos de negro y sport”, indicó Carlos Quincoso (35), un testigo que observó toda la secuencia. Luego de realizar una carga de 12 pesos, el acompañante se abalanzó sobre la empleada, le quitó la billetera con la recaudación y huyó a toda marcha junto al cómplice.
“La zona está muy complicada y muchos comerciantes empezaron a contratar seguridad privada”, manifestó el hombre que tiene un taller mecánico junto a la estación de servicio. Para dar cuenta de la situación que se vive en el barrio, reveló que “el sábado robaron en dos negocios y el domingo en otro”.
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