(AFP) – ATENAS — Grecia sigue intentando formar un nuevo gobierno y podría poner en tela de juicio sus compromisos de austeridad, masivamente rechazados por los electores en las legislativas del domingo pasado, lo que preocupa en los mercados y cuestiona su permanencia en el euro.
Hace apenas una semana, los conservadores de Nueva Democracia y los socialistas del Pasok, integrantes de un gobierno de coalición desde noviembre, prometían garantizar la permanencia del país en el euro mediante la estricta aplicación de las medidas de austeridad impuestas por la UE y el Fondo Monetario Internacional (FMI) a cambio de asistencia financiera.
Pero al ver en las legislativas del domingo que juntos no alcanzaban la mayoría en el Parlamento, los líderes de ambos partidos reconsideraron su posición, ante una cámara ahora dominada por los partidos hostiles a la austeridad.
Antonis Samaras, líder de Nueva Democracia, afirmó el martes que le parece «completamente realista» una «renegociación» de los acuerdos con la UE y el FMI, para dejar «respirar la economía» y «aliviar a la sociedad», después de dos años de recortes de sueldos y pensiones y aumento de la carga impositiva.
En la misma línea, su rival socialista, el ex ministro de Finanzas Evangelos Venizelos, abogó por «buscar la mejor enmienda posible a los términos» del programa de austeridad «para ayudar al desarrollo (…) y proteger el nivel de vida de los ciudadanos».
Mientras tanto, la incertidumbre política seguía teniendo efecto en los mercados financieros este miércoles, con pérdidas en las bolsas europeas y tensiones en el mercado de deuda, donde la prima de riesgo española volvía a subir.
Este miércoles era Alexis Tsipras, líder de la segunda fuerza más votada el domingo, la coalición Syriza hostil a la austeridad, quien intentaba formar gobierno.
Tsipras envió a los acreedores públicos del país, el FMI, la Comisión Europea y el Banco Central Europeo, una carta en la que sostiene que el resultado de las elecciones deja caducos los compromisos de austeridad de Atenas.
Una iniciativa que no gusta mucho al Pasok y a Nueva Democracia, que insisten en la necesidad de mantener al país en el euro y acusan a Tsipras de jugar con fuego.
Venizelos se manifestó dispuesto a pactar con Syriza la formación de un gobierno de «unión nacional», pero le pidió que reafirme el posicionamiento pro europeo del futuro ejecutivo. Samaras fue más duro y afirmó el martes que las propuestas de Tsipras «conducen directamente a la quiebra y la salida del euro».
Tsipras, el benjamín de los líderes políticos griegos a sus 37 años de edad, se reunirá con Venizelos y Samaras, y tiene de plazo hasta el viernes para formar gobierno. Si no lo logra, Venizelos será el siguiente en intentarlo.
Según un consejero económico del gobierno griego saliente, el país «tiene un margen de renegociación» del contenido de las medidas de rigor previstas de aquí a 2015, que sin embargo «no hay que sobreestimar».
«Si decimos no a todo, salimos de la Eurozona», advirtió Ghikas Harduvelis.
En una entrevista con la prensa alemana, Jörg Asmussen, miembro del directorio del BCE, advirtió este miércoles a Grecia que «no hay alternativa al programa de saneamiento (presupuestario) acordado, si quiere seguir siendo miembro de la zona euro».
A corto plazo, los responsables griegos están inquietos por la entrega de los próximos tramos de la ayuda financiera internacional.
No obstante, desde Bruselas la Unión Europea anunció que el país heleno recibirá el jueves 5.200 millones de euros, para evitarle la bancarrota, aunque no se sabe sobre el resto.
«El desembolso se hará porque ya fue aprobado», indicó el portavoz de la Comisión Europea, Amadeu Altafaj. El ministro luxemburgués de Relaciones Exteriores, Jean Asselborn, advirtió empero que sin la formación de un gobierno griego «que respete las reglas establecidas» no se entregará más dinero.
Según un analista local, el país tiene reservas hasta finales de junio. El 15 de mayo, Grecia tiene un vencimiento de deuda de unos 450 millones de euros.