Musicoterapeuta: un oficio que suena bien a la salud porque va más allá de los sonidos

Desde abril, la ley 13.635 de la Provincia les permite ejercer la profesión a quienes posean título universitario. La «receta» es cantar.

La música tiene propiedades que posibilitan estados de ánimo en distintas culturas. Los musicoterapeutas comparten la idea de que la música tiene que ver con la historia de cada persona, representa hechos. Somos como instrumentos y cada uno con distinta nota, pero no todo es el “don” para saber entonar, vocalizar, agradar. Dentro del amplio campo de disciplinas que abordan el fenómeno sonoro musical, está la Musicoterapia. En su nombre se la puede desmenuzar a grandes rasgos.
“Acerca a cuestiones de la neurociencia, es algo más amplio que la música específicamente”, le contó a Hoy el bahiense Daniel Gonnet, 34 años, adoptivo de las diagonales por los estudios. El se decidió a estudiar luego de que muy joven trabajara socialmente en barrios, incluso en grupos de iglesias.
Es una actividad laboral que en La Plata cuenta con 35 adheridos a la única asociación (Amulp) y deja “muchas gratificaciones”. No todos ellos están graduados, pues a unos veinte les falta terminar la tesis.
¿Es un don? ¿Qué hay que “tener” para ser un buen musicoterapeuta? ¿Es innato o se estudia para adquirir la capacidad? “Te vas a encontrar con muy buenos músicos incapaces de ser musicoterapeutas. Y te vas a encontrar con musicoterapeutas con dificultades de ser músicos profesionales”, cuenta Gonnet.
“Se trabaja mucho en grupo. Es importante destacar que es una carrera universitaria en este país y no pasa en todo el mundo. Y depende de en qué facultad está insertada, qué orientación se le dé”, explicó Verónica Cannarozzo, 36 años, juninense, que estudiaba flauta traversa en el Observatorio, probó Psicología y no le gustó, y antes de recibirse de profesora de flauta se decidió por la Musicoterapia. “La música en sí misma está asociada con el placer y el disfrute, pero más allá de lo positivo que resulta, despierta cuestiones emotivas y sensibles; de repente una persona hizo una asociación y se puso triste o a llorar”, refirió Cannarozzo.
“Así como los músicos elegimos esta carrera porque nos sentimos movilizados por la música, la gente que se acerca a la musicoterapia tiene algún lazo sensible con la música”, coinciden.
Cuestiones más psicológicas, si se quiere espirituales, nos acercan a un entendimiento mayor de esta saludable profesión que tienen Daniel y Verónica, cuyas canciones pueden lograr mucho más que tonos y melodías. El paciente se vale de la música para decir algo de sí mismo. “No pretendemos que haga música, sino que se valga de determinados atributos de la música para expresar sus sentimientos”.
Si bien todo el mundo ya conoce algo de ellos, la actividad no está instalada en dispositivos administrativos. De repente, para ejercer en educación un musicoterapeuta debe tener algo extra, algún profesorado; o para trabajar en hospitales es nombrado como administrativo o ad honorem. En lo hospitalario, la Amulp inició expendientes en el Ministerio de Salud para que esta figura aparezca en el escalafón como los psicólogos o terapistas ocupacionales. Lo mismo les pasa con las obras sociales, por las que hoy tienen que dar mil vueltas para cobrar.

Gabriel López

Una carrera muy nueva

La Musicoterapia, como muchas de las disciplinas terapéuticas del siglo XX, respondió a la necesidad de abordar las atrocidades de las guerras mundiales, cuyas secuelas escapaban a los tratamientos de corte tradicional. Se puede destacar la labor de Margaret Anderton en 1919 en la Universidad de Columbia (EEUU), que preparaba músicos para trabajar como operadores en los hospitales con excombatientes de la Primera Guerra Mundial que mantenían secuelas mentales y físicas.
En nuestro país, la Musicoterapia tiene una rica historia. La carrera se funda a fines de la década del ‘60 en la Universidad del Salvador.
Es una carrera de grado universitario: se puede cursar en la Facultad de Psicología de la UBA, donde funciona desde 1994. También dentro de la educación privada, puede cursarse dentro de la Universidad Abierta Interamericana y la Universidad Maimónides.
Pese a todos los beneficiosos tratamientos de los que se puede dar cuenta, está aún a la espera de la instrumentación del marco legal para su desempeño a nivel de la Nación. Dentro de la Provincia, la ley n° 13.635 -de Ejercicio Profesional- ha sido recientemente reglamentada el 3 de abril de 2012. En el mismo sentido, se ha solicitado su inclusión dentro de la carrera hospitalaria en salud.

¿A quién está dirigida?

La disciplina va dirigida a la población en general y encuentra su desarrollo en diversos campos de aplicación, siendo posible mencionar sus trabajos para el abordaje de capacidades especiales (físicas, neurológicas, mentales y sensoriales), también como práctica que acompaña tratamientos médicos (obstetricia, cuidados paliativos, enfermedades crónicas, oncología, adicciones, estrés y trauma, por sólo citar algunos). Se destaca su utilización en el campo de la geriatría, como práctica preventiva.

En la ciudad cumplieron 9 años

La Asociación de Musicoterapia La Plata (Amulp) es una asociación civil sin fines de lucro, fundada el 6 de mayo de 2003 por musicoterapeutas y estudiantes de la disciplina en la región (matrícula 26619, Personas Jurídicas).
La asociación busca promover la actualización profesional mediante cursos, seminarios y talleres, con la participación de invitados nacionales y extranjeros.
Para conocer más, las vías de comunicación son: por email, amulp@hotmail.com, por Facebook, “Musicoterapia La Plata”, o el blog musicoterapialaplata.blogspot.com.
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