Ataque en un country: Pidieron 18 años de cárcel para un vigilador privado

Los abogados de la víctima llevaron adelante el pedido de pena, mientras que el fiscal pidió una pena menor. La víctima denunció que la quiso violar, la hirió con un cuchillo y que el hecho fue presenciado por su hija menor.

Una pena de 18 años de cárcel recayó sobre Ariel Fernández, acusado por el brutal ataque en el Club de Campo Grand Bell de La Plata que denunció Lorena Ronco, una de las propietarias del lugar, confirmaron fuentes judiciales a Online-911.

Los abogados Fabián Améndola y Silvia Petroff acusaron al vigilador de la empresa Codecop de «robo calificado por el uso de arma de fuego en concurso real con abuso sexual con acceso carnal en grado de tentativa doblemente calificado por el uso de arma y por ser miembo de una empresa de seguridad; en concurso real con lesions leves, todo en concurso real con portación ilegal de arma de guerra».

Pese a la ampliación de la calificación, ya que el delito de portación ilegal de arma de guerra no estaba incluido en la acusación del fiscal, la defensa del acusado no hizo uso del derecho a suspender el juicio para producir nueva prueba de descargo.

Además el defensor pidió la absolución de su asistido.

En su declaración la mujer rememoró que en la madrugada del 18 de noviembre de 2008, mientras dormía recibió un llamado telefónico de la guardia. Le informaron que le enviarían un sobre. Eran aproximadamente la 1.45.

La mujer, en pijamas, se acercó hasta una de las ventanas y le pidió al acusado, Ariel Fernández, que le entregue el sobre, pero, según narró ante los magistrados, él extrajo un arma de fuego y obligó a que le abriera la puerta.

“Dame la plata, dame laplata”, le gritaba el asaltante con un revólver apoyado en la cabeza de la víctima, quien le entregó quince mil pesos que tenía guardado en el ropero. “Era la recaudación de mi comercio”, detalló la mujer.

En ese instante la mujer dirigió su mirada hacia su derecha y sin dudarlo apuntó al acusado: “esta es la persona que me arruinó a mí y a mi hija, porque desde ese día está con tratamiento psicológico”.

“Todo el tiempo exigía que me saque la ropa, yo me resistí, prefería que me mate a que me viole”, recordó la víctima y se quebró. “Hijo de puta, cagón de mierda, ves las cicatrices enfermo de mierda”, gritaba fuera de sí la joven.

En ese momento se escucharon insultos que provenían de la sala de testigos, dirigidos al acusado. La audiencia pasó a un cuarto intermedio y, cuando volvió la calma, los jueces siguieron escuchando el relato.

“Me manoseó, metió la mano dentro de mi cuerpo”, explicó Lorena, quien todo el tiempo dejó en claro que parte del ataque fue presenciado por su hija menor, que entonces tenía ocho años.

Las cicatrices que la mujer tiene en su brazo derecho fueron hechas con un cuchillo. “En un momento me llevó a la cocina, sacó un cuchillo, volvimos a la pieza, se tiró arriba mío. Me extendió el brazo y me hizo dos cortes”, rememoró.

La agresión no cesó. Lorena explicó que luego la tiró al piso y “me hacía rebotar la cabeza como una pelota”. El calvario finalizó cuando sonó el teléfono del agresor y se fue.

En tanto, uno de los policías que detuvo al acusado a metros de la casa de la mujer, recordó que estaba “todo manchado en sangre”.

La lectura del veredicto será la próxima semana según dispusieron los miembros del Tribunal Oral Criminal 2 de La Plata, integrado en esta oportunidad por Claudio Bernard, Silvia Hoerts y Florencia Butiérrez por la secretaría de Laurencia Bruni.

Fuente: Online-911