La expropiación de Repsol levanta una ola de críticas en Europa, el FMI y Estados Unidos.
La presidenta argentina Cristina Kirchner abrió varios frentes conflictivos al expropiar 51% de acciones de la española Repsol en la petrolera YPF, una medida que junto a trabas comerciales, busca salvar su modelo económico a pesar de duras críticas en todo el mundo.
Washington expresó este miércoles que está “muy preocupado” por el proyecto de ley de expropiación que afecta a Repsol.
Kirchner justificó la iniciativa por una caída de la producción de crudo y el aumento de las importaciones de hidrocarburos al doble en 2011 respecto de 2010, que el gobierno achaca a una falta de inversiones de la petrolera.
La decisión en tanto, fue duramente criticada en España, la Unión Europea, el FMI y los centros económicos mundiales.
“Argentina tiene un problema de conducta en su relacionamiento con el resto del mundo que ha ido agravándose en los últimos años”, dijo a la AFP Emilio Cárdenas, embajador argentino en Naciones Unidas en los años 90.
El ex diplomático cuestionó que un país que pertenece al G20 (países ricos y emergentes) aplique medidas proteccionistas “como el cierre de los mercados cambiario y la restricción al máximo de la circulación comercial”.
El país sudamericano había recibido cuestionamientos en una presentación ante la Organización Mundial de Comercio (OMC) por Estados Unidos, la Unión Europea y países asiáticos como Japón y latinoamericanos como México por trabas al comercio.
Cárdenas advirtió que “el episodio de YPF va a acelerar esas reacciones” y no descartó represalias.
“No creo que Argentina vaya a ser expulsada del G20, pero si creo que puede ser suspendida”, sostuvo.
Con las medidas proteccionistas, el gobierno pretende mantener el superávit comercial que es su principal fuente de divisas, ante el cierre de los mercados financieros tras el default de 2001.
El politólogo Edgardo Mocca aseguró a la AFP que el tema en la OMC “está relacionado con un cierto grado de beligerancia de los países más desarrollados que se proponen descargar parte del peso de la crisis que atraviesan en el exterior”, ante lo cual los países en desarrollo adoptan “estrategias defensivas”.
Varios países expresaron en la OMC sus “inquietudes continuas y crecientes sobre la naturaleza y la aplicación de medidas restrictivas para el comercio” en Argentina.
El comunicado lo firmaron Estados Unidos, la Unión Europea, Australia, Israel, Japón, Corea del Sur, Nueva Zelanda, Noruega, Panamá, Suiza, Taiwán, Tailandia y Turquía.
A mediados de marzo, Perú, Chile, México y Colombia también evaluaban demandar a Argentina ante la OMC. Sus socios en el Mercosur, Brasil, Paraguay y Uruguay, se quejaron por las medidas burocráticas de control de importaciones adoptadas por Buenos Aires.
En el caso de YPF, la decisión “tiene que ver con la estructura productiva del país”, porque es necesario producir más energía para sostener el vigoroso crecimiento de los últimos años y el ‘modelo kirchnerista’, que se funda en el “consumo (interno) masivo como motor de la economía”, los superávit comercial y fiscal y el desendeudamiento, explicó.
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