La víctima es uno de los hijos de la filósofa Diana Cohen Agrest. Lo mató de un tiro cuando robaba en una casa en Caballito.
El confeso asesino del estudiante de cine Ezequiel Agrest, ejecutado de un balazo durante un robo cometido el 8 de julio del año pasado en una casa del barrio de Caballito, fue condenado ayer a prisión perpetua.
En un fallo por mayoría, el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 28 porteño consideró a Sebastián Pantano (26) autor material de “robo calificado, portación ilegal de arma de fuego y homicidio criminis causa”, tal como habían reclamado el fiscal Mario Montoya y la querella, al considerar que mató para lograr la impunidad en el robo.
La disidencia de los jueces no estuvo dada en la culpabilidad de Pantano, por la que hubo voto unánime, sino en la calificación del homicidio, dos magistrados consideraron que fue homicidio “criminis causa”, mientras que el juez Luis Oscar Márquez votó en minoría por “homicidio en ocasión de robo”.
Pantano, hijo de un Policía Federal, ya había sido condenado por “portación ilegal y encubrimiento” en 2006 y por “tentativa de robo agravado” en 2010, y gozaba del beneficio de la libertad condicional al momento del homicidio de Agrest.
La jornada se inició con las últimas palabras del acusado, quien algo nervioso y en un discurso de media hora, algo inusual para este trámite, aseguró que lamentaba lo que había hecho -como lo hizo en la última jornada del debate-, pidió perdón a su familia, a su mujer y a su beba que no conoce y solicitó que lo trasladen al mismo penal donde está purgando una condena su hermano.
Tras un cuarto intermedio de una hora, los jueces leyeron el veredicto en una sala que estuvo desbordada por 30 familiares y amigos de la víctima que, en su mayoría, tenían puesta una remera estampada con la leyenda “Justicia para Ezequiel Agrest” y una foto de la víctima.
Cuando el juez Rengel Mirat anunció que la pena era de prisión perpetua, el público estalló en aplausos y los padres del estudiante asesinado y sus dos hermanas se abrazaron llorando.
Los padres de la víctima y sus abogados querellantes, Carlos Pousa Bogado y Daniel Borojovich, se mostraron conformes con el fallo.
Fuente: La Razón