Un comedor con aires de centro cultural

En Ciudad Oculta, esta entidad brinda almuerzo, servicio de guardería y actividades recreativas a 400 chicos del barrio. En un barrio de Villa Lugano conocido por su oscuridad como es Ciudad Oculta, los vecinos bautizaron a Sixta Escalada con el nombre de Cielo, ya que su labor social lleva al lugar una luz de esperanza. Ella es la fundadora y el alma máter del Comedor y Guardería de La Buena Voluntad, que da de comer a 400 chicos seis días a la semana y que en el último tiempo devino, a su vez, en centro cultural del barrio.

Cielo llegó hace casi tres décadas desde su pueblo natal, en Formosa, junto a su familia, en busca de mejores oportunidades. En vez de encerrarse en sus propias penurias, Cielo descubrió que en la ayuda social al prójimo estaba el sentido de su vida. Con gran convicción y lucha convirtió un galpón abandonado de chapas en la actual casa de ladrillo de dos plantas que brinda un plato caliente a los chicos y cunas secas y cómodas para los bebes.

«En un concurso de las Naciones Unidas La Buena Voluntad le ganó a un proyecto de un país de Africa que pedía un pozo de agua», dice Cielo, y muestra el resultado de ese premio: una escuela infantil o guardería para 100 bebes de hasta tres años separados por edad en dos salitas que se acercan diariamente para recibir los cuidados y el cariño de las mujeres de la institución.

Si bien el gobierno porteño cubre los sueldos de los docentes de la guardería, aún les resta construir otra sala para chicos de cuatro a cinco años. Cielo reclama por este faltante, mientras que en el patio de enfrente los niños de esas edades juegan a la rayuela, que tiene escrito en el último casillero sobre el piso de cemento la palabra: «Cielo».

Además del almuerzo, el verdadero foco de la institución está en brindarles actividades recreativas, culturales y de aprendizaje a los más chicos. Allí pone Cielo su mayor empeño para seguir creciendo. Es por eso que inauguraron en un segundo piso, arriba del comedor, una biblioteca, una sala de computación para los adolescentes y un espacio con mesas donde vienen voluntarias a darles apoyo escolar a los chicos de primaria y secundaria. Además cuentan con un laboratorio del taller de fotografía para el revelado de fotos analógicas y de sus películas de cámaras estenopeicas.

Su intención es dejar de brindar asistencia alimentaria y ahondar en estas actividades culturales. «Pero no es fácil que salgan de la pobreza y puedan comer en sus casas, en familia. Cuando pensamos que estamos un poco mejor viene otra crisis. Ahora estamos con el tema de los aumentos de precios y no llegamos con lo que teníamos destinado para los alimentos», dice Cielo, aunque agradece que desde hace tres meses empezaron a recibir donaciones del Banco de Alimentos.

Todos aquellos que quieran colaborar con material didáctico, elementos para el taller de fotografía, zapatillas, alimentos o pañales pueden comunicarse al 4686-0278. O para saber más pueden escribir un mail a: lavoluntadelcielo@hotmail.com. .

Fuente: La Nación