INCONGUENCIAS

Sr Director

Con los discursos de barricada, a los que nos tiene acostumbrado, la Sra. presidente de la Nación, nos hizo asistir esta semana a los dislates propios de ellos. Sin una lectura de un discurso preparado y distribuido a los medios para que luego se pudieran analizar y releer debidamente, transformó la seriedad del mismo en un choque permanente de ideas.

Relacionado con el acto de conmemoración por los 200 años de la creación de nuestra enseña patria, todo se prestaba a que el mensaje fuera en homenaje a Ella y su digno creador: el General Don Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano. Eso no sucedió. Los méritos del prohombre, si bien fueron varios, nos quedó claro que además de darnos enseña distintiva, sus triunfos en Salta y Tucumán, nos permitieron bosquejar independencia del poder español. Así lo destacó la presidente y así lo destacó la historia argentina en todos los actos sobresalientes que tuvo Belgrano, como General militar argentino. No como abogado, periodista o economista. ¿Quienes somos nosotros o ella para “darlo de baja”, degradarlo o destituirle su jerarquía militar, bien ganada por él y no impuesta?. Belgrano fue y es General y como tal se desempeñó. No conozco un solo hecho destacado como abogado, con lo cual, no digo que no pudieran haber.

También es destacada su vocación y formación católica, con demostración ferviente de su Fe Mariana y cualidades cristianas, por las que junto a sus soldados, por las tardes, rezaba el Santo Rosario y por lo cual luego de su triunfo en el Campo de las Carreras, en Tucumán, ofrendó su bastón de mando a la Ssma. Virgen de la Merced, nombrándola Patrona y Generala del Ejército Nacional, condición que se mantiene hasta hoy, poco recordada por cierto. Cualquier acción que menoscabe esa condición es una vulgar falta de respeto y desconsideración al héroe. Presentarlo de otra manera, es mentir la historia. Belgrano es el ejemplo que siendo adinerado murió pobre, no porque le fue mal en los negocios, sino que donaba su sueldo (magro), para la construcción de escuelas, bibliotecas y ayudando a quien lo necesitaba de su propio recurso. No, repartiendo lo que no le era propio. Don Manuel Belgrano deberá ser considerado y respetado más por sus virtudes, que por su talento. Hoy, ante tantas circunstancias que se manejan desvirtuando el orden natural de las cosas, no sería extraño que nos decreten a un padre y una madre de la Patria y, con el matrimonio igualitario, no podremos estar seguros ni tranquilos con el resultado ni los personajes que integren la familia.

Sería bueno recordar que en las batallas de Salta y Tucumán, el General Belgrano armó su ejército con los paisanos de la zona, más las tropas que desde Buenos Aires heredó, muy pocos soldados instruidos y equipados. Muchos de sus soldados no superaban los 15/16 años de edad y ganó. Presentó batalla contra una fuerza instruida, equipada y preparada para pelear. En Malvinas, quienes lucharon, lo hicieron con valor, amor a la patria, heroísmo y tenacidad. Todos, deben ser símbolo del orgullo argentino, porque lo dieron todo por nuestra tierra. Nada peor que identificarlos, como” pibes” vulgarmente llamados. La pretendida intención de retornar al concepto de “malvinizarnos”, se contrapone con la escasa seriedad a nuestros compatriotas que lucharon por nosotros. ¿Cómo se entiende la dualidad de impedir atraque de barcos turistas en nuestros puertos o impedir comprar artículos de ese origen y luego disponer nuestros vuelos a las islas? Incomprensible.
Que podremos hablar de la apertura de las sesiones ordinarias del Congreso Nacional y su intento de compararse con Napoleón (¿?). Basta de llantos lastimeros, gestos adustos y pretendida acción demagoga de “unión nacional”. Para lograr la unión de los argentinos, muy necesaria y urgente, no se consigue con declamaciones “sufrientes”, recordando al máximo disociador de la historia social del país. El nuevo Gral. San Martín, libertador de 3 países de América y único padre de la patria (nunca supe que pudiera haber más de uno), será quien logre UNIR la nación, transformarse en verdadero líder de TODOS los argentinos, sin mezquindades, sectarismos y entusiasmado en la búsqueda del bien común, con honestidad y patriotismo desinteresado.

Cantando marchitas tendenciosas, provocativas y con trapos con rostros de personajes de dudosa moral, rodeada de personajes oportunistas y delincuentes, no creo que conduzca una nación para los “40 millones”. No me siento integrado, cuando no procede con la transparencia de un estadista, buen gobernante, presente y asistiendo a su pueblo en la desgracia, tomando medidas que benefician a todos los argentinos. La unión no se ordena, no se dispone, no se impone ni se decreta; se alcanza, se busca, se alienta, se favorece y se demuestra con mensajes claros y coherentes, nacidos del propio ejemplo del líder. Para lograrlo hace falta una enorme dosis de humildad y verdadero sentimiento. La ausencia de esos valores, no permiten darle sustento a un sentimiento fingido.

De la tragedia que nos enluta a todos los argentinos, ni hablar. Solo vergüenza. Queda como saldo: que se prepare Macri si bajo su responsabilidad, debe asumir una catástrofe similar o meridianamente parecida; por que la andanada será feroz!!.

Mientras haya compatriotas que busquen su comida diaria en los tachos de basura, nunca podremos estar bien los argentinos. Mientras la clase dirigente, se determine sus dietas a su conveniencia y sus compañeros en la conducción demuestren el grado de corrupción con que cumplen sus obligaciones con su anuencia e indiferencia, no podré sentirme incorporado a los 40 millones que dice gobernar.

Confieso que no la voté; pero al margen de esa circunstancia que pudiera ser anecdótica y no por ello me libera de responsabilidad ciudadana, seguro estoy que no me representa.

Enrique Treglia