El barco en el que murió una camarera por gripe B llegó al puerto de la Ciudad ayer en medio de medidas de prevención. Estuvo el ministro Manzur y descartó riesgos de epidemia. Atendieron a cuatro tripulantes.
El crucero de la discordia, en el que una mujer de 30 años falleció afectada por un cuadro de gripe B, arribó ayer a la mañana a la terminal de cruceros de la Ciudad de Buenos Aires en medio de un gran operativo de prevención. Estuvieron presentes el ministro de Salud de la Nación, Juan Manzur, junto a infectólogos y epidemiólogos. El funcionario contó que se encontró todo normal y que sólo cuatro personas presentaban “sintomatología extrmadamente leve”, por lo que recibieron la medicación adecuada.
El crucero MSC Armonia recaló ayer (hoy vuelve a partir), cerca de las 8, en la terminal Quinquela Martín. Llegó proveniente de Montevideo, donde las autoridades uruguayas también trabajaron en el caso y derivaron a siete personas a un hospital por sus síntomas, aunque ninguna quedó internada porque no presentaban riesgo alguno.
El alerta se produjo cuando el 15 de febrero, una camarera que trabajaba en la embarcación fue desembarcada del mini crucero de 3 noches MSC Armonía en Santos (Brasil) por motivos médicos. Fue llevada al hospital local Ana Costa, donde falleció el viernes 17 debido a complicaciones respiratorias. Más tarde trascendió que había padecido un cuadro de gripe B.
Con este panorama, las autoridades de sanidad del país se acercaron al puerto ayer por la mañana para informarse de la situación. Además del ministro Manzur estuvieron profesionales de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI), del Hospital Muñiz, de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) y de la Sociedad de Infectología Pediátrica, entre otros.
Luego de entrevistarse con los médicos del crucero, Manzur aseguró que la situación estaba “controlada” y descartó riesgo de “epidemia”. Sólo cuatro personas pertenecientes a la tribulación, integrada por 700 personas (también había 2000 turistas), presentaban una “sintomatología extremadamente leve”, que es básicamente “agüita en la nariz, y algo de carraspera”, dijo.
Tras la inspección, que duró menos de lo previsto por la tragedia de Once, los pasajeros bajaron del crucero para pasar el día en la Ciudad.
Fuente: La Razón