Las autoridades advierten que aunque hasta ahora no se ha registrado casos de dengue en el país, ellos podrían ocurrir en cualquier momento al introducirse el virus por viajeros desde países limítrofes que hayan sido infectados o, asimismo, mosquitos que eludan los controles migratorios cruzando (volando) por zonas no autorizadas de la frontera. Posibilidad esta ultima de menor importancia al ser los mosquitos de vuelo corto, aunque el viento los puede arrastrar.
Por ello la idea que se transmite es que debemos crear un “escudo” en las fronteras con los países vecinos, y además evitar la cría del mosquito transmisor aquí, para evitar que si llegara a entrar no se disemine, siendo el mosquito local un aliado potencial del virus extranjero invasor.
Pero ¿qué dicen los países vecinos? Veamos la información oficial de Paraguay, país que ya tiene algunos casos. Dice que es de temer una mayor cantidad de casos por el fin de las vacaciones al retornar los vacacionantes. Paraguay registra la mayor cantidad de casos en la ciudad de Asunción. ¿Los que retornan a Asunción de donde vienen? ¿de Noruega? Esto seria cómico sino fuera trágico, cada país hace un escudo contra el otro.
En la fecha se realizará una reunión nacional regional sobre dengue en Puerto Iguazú, para aunar posiciones, a las que por supuesto no se invita a los países limítrofes que nos amenazan. Ellos son ahora el enemigo del cual debemos desconfiar. Que la enfermedad llega desde afuera en forma física o no, es una idea muy antigua y muy arraigada en todas las culturas.
El paciente se interrogará sobre esto ante la aparición de síntomas. ¿Que habré comido? ¿Que habré hecho? que llevan a las conductas mas comunes, ayuno y reposo. La idea de la enfermedad como castigo divino que la asocia al mal, es tambien muy generalizada, y la conducta apropiada es obviamente oraciones y promesas al Dios de cada uno, y por aquí tambien al gauchito Gil que no es santo de ninguna religión oficial pero más popular que muchas.
Asociar por tanto causalidad de la enfermedad a algo externo y mezclar esto con nacionalismo es común. El mal siempre llega desde afuera. Por lo tanto, uno debe proteger las fronteras de su país, de su ciudad y de su casa, de extraños, y malas ondas, y a estos efectos vemos amuletos de diverso tipo en frentes y puertas de entrada. Desde ramas de olivo a herraduras.
El caso más celebre de causalidad nacionalista de una enfermedad fue la sífilis, quizás importada por los europeos desde el descubrimiento de America o quizás europea autóctona, diseminada por viajes. En Italia se la llamaba mal napolitano, en tanto en Inglaterra era la enfermedad francesa, y en España el mal portugués, y mal español en Portugal y Holanda. En Rusia se la llamaba enfermedad polaca, y enfermedad cristiana en Turquía, etc.
Siempre la causa era extranjera y matar extranjeros, de preferencia judíos, cuando estallaban epidemias en una ciudad una práctica común en el medioevo. El extranjero puede ser tambien el diferente, de allí la atribución del SIDA a los homosexuales o diversas enfermedades a los pobres, que por ello son apartados hacia la periferia de las ciudades junto con la basura.
Como es sabido y pese a múltiples acuerdos en caso de una eventual pandemia de gripe aviar, muchos países, Argentina entre los primeros, violaron estos acuerdos en lo referente a transporte aéreo, bloqueando los vuelos desde los países afectados en 2009.
Tambien, si aparecen casos, se podrá culpabilizar a los afectados como irresponsables. En la epidemia de cólera de 1991 un estudiante peruano fue expulsado de la Universidad Nacional de Córdoba por presentar cólera, al volver de vacaciones en su país. El rectorado defendió la decisión por considerar el alumno era responsable de haberse enfermado.
Decía el gran patólogo alemán Wirchow, que los microbios como causa de enfermedades son pobres causas, y el dengue parece una excepción a esta regla, aunque no a la intolerancia para la cual estamos bien concienciados. Por ello me ha sorprendido saber que los malvineros nos llaman “fucking argies”. Creía solo los argentinos podíamos usar este tipo de expresiones para hablar de los extranjeros “fucking gallegos” y similares.
*Por: Dr. Alfredo Zurita
*Profesor titular de Salud Pública en la Facultad de Medicina de la UNNE