Viviani reveló que, con esa frase, el jefe de la CGT le adelantó su negativa; además, volvió a minimizar la tensión con el Gobierno: «Los peronistas somos así, la sangre no va a llegar al río»
A través de uno de sus hombres de confianza, Hugo Moyano, dejó trascender que no aceptará el pedido de Daniel Scioli de rever la decisión de renunciar a la vicepresidencia del PJ nacional, un gesto del gobernador bonaerense que molestó a la Casa Rosada y sumó a la renovada tensión con el jefe de la CGT.
«Después de haber anunciado públicamente en el estadio de Huracán su renuncia a la presidencia del PJ de la provincia y a la vicepresidencia del PJ nacional, no creo que Moyano dé marcha atrás», opinó Omar Viviani en declaraciones a C5N.
Cuando le preguntaron directamente por la propuesta de Scioli, el jefe del sindicato de peones de taxis ahondó: «Sé positivamente que [Moyano] le dijo [a Scioli] «Cuando vuelvas de Francia conversamos». Pero la decisión ya está tomada. Me dijo: «Yo no vuelvo». La renuncia ya está presentada y habrá que formalizar, así que, ese es un tema que está cerrado».
Ayer, el Gobierno había rechazado con dureza al gesto de Scioli, de viaje para someterse a un tratamiento médico, hacia el líder sindical. «El que renuncia a un lugar es para irse y no para quedarse», disparó el ministro del Interior, Florencio Randazzo.
«La sangre no va a llegar al río»
Por otra parte, Viviani intentó poner paños fríos a la confrontación con la Casa Rosada, agudizada en las últimas horas por el conflicto del gremio de camioneros con la gasífera Camuzzi.
«Estos, no roces, sino desinteligencias que puede haber entre Moyano y la Presidenta… es que los peronistas somos así. No hay oposición para que los peronistas no discutamos o nos peleemos», planteó.
En el mismo tono conciliador, completó: «Creo que la sangre no va a llegar al río. Moyano y la Presidenta son dos dirigentes con una fuerte personalidad, pero estoy seguro que se va a privilegiar el compromiso con el país y el compromiso, más allá de algunos vaivenes que puedan existir»..
Fuente: La Nación