El campesino Alberto Liemich relató episodios de violencia contra él, su esposa e hijos. Una parte de su terreno sigue tomada. Responsabilizó a un country de la zona y a un vecino al que le atribuye vínculos con la Policía Bonaerense.
En la Argentina, la lucha por la posesión de la tierra es palmo a palmo. Y no sólo tiene su escenario al norte del país, con el avance de la soja, o en la Patagonia, por los millones de algún magnate. A sólo 40 minutos de la Capital Federal, la tierra también provoca disputas, algunas veces, teñidas de violencia.
Esta es la historia de los Liemich, una familia de pequeños agricultores de Monte Grande, en el partido de Esteban Echeverría, que en los últimos meses padecieron dificultades mucho mayores que el azote del clima y la faena rural. En su relato se mezclan amenazas, agresiones y la toma del campo que les da sustento.
Desde hace más de 20 años, la familia se dedica a la agricultura periurbana en un predio de cinco hectáreas donde pastan cabras, vacas y ovejas. Alberto Liemich aseguró que en el 2000 adquirió el terreno, que ya venía ocupando desde 1980, y que tiene en su poder un boleto de compra-venta, planos de agrimensura e impuestos a su nombre. Sin embargo, en diciembre pasado, un grupo de personas reclamaron la propiedad del campo y hasta ocuparon por la fuerza una parte. En el medio, Alberto, su esposa Josefina y el más chico de sus hijos varones, Alfredo, afirman haber recibido una golpiza.
Fuente: InfoNews