El BCRA inyecta fondos en la plaza y logra bajar las tasas

Los días de tasas de interés recalentadas son parte del pasado, para alivio de quienes están endeudados a tasa variable (ocho de cada diez tomadores de crédito) y desilusión de los ahorristas.

El peligro de incendio lo apagó el Banco Central (BCRA) en diciembre, al inundar de pesos el mercado (la expansión monetaria alcanzó ese mes los $ 25.000 millones), básicamente por la inyección que es contrapartida de la compra de dólares, un mecanismo de emisión que había perdido y recuperó tras disponer el Gobierno un esquema que mezcla control y represión a las compras privadas de divisas.

La abundante disponibilidad de dinero cambió la ecuación de negocios de los bancos, que venían de padecer un persistente estrangulamiento en su posición de liquidez en pesos. ¿El motivo? La demanda de crédito voló en 2011: mientras por esas ventanillas el sistema volcó a la economía unos $ 82.000 millones en el año, apenas captó en depósitos a plazo unos $ 28.000 millones.

Pero la vuelta de campana que dio el mercado de pesos en diciembre modificó todo: la cuenta total del sistema bancario mostró ese mes ingresos por $ 14.000 millones contra salidas por $ 7000 millones. Esto dio inicio a un proceso de ajuste a la baja en las tasas de interés, que se aceleró en los últimos días y, según los especialistas, no está terminado, aunque está próximo a dar con sus límites.

Así lo advirtieron distintos analistas consultados por La Nacion, para quienes, en las condiciones actuales, aquel que estuviera decidido a ahorrar en pesos colocando su dinero a plazo fijo debería apurarse, porque las tasas de interés que los bancos pagan por esas colocaciones tenderán a caer algo más en las próximas semanas.

Por el contrario, quienes necesiten endeudarse, en especial si son empresas que toman créditos de corto plazo, de ser posible deberían ser algo más pacientes, porque la baja en las tasas de los préstamos se traslada siempre más lentamente, por lo que es probable que encuentren mejores condiciones para financiarse en el próximo mes, siempre que «no haya cambios en el escenario económico que modifiquen la tendencia actual», aclararon todos los que trazaron escenarios.

Entre las tasas pasivas (las que los bancos pagan por captar depósitos del público), la caída, que venía siendo paulatina, se hizo mucho más pronunciada en los últimos días. Por un depósito a plazo fijo mayorista (superior a un millón de pesos), los bancos privados llegaron a pagar tasas promedio del 22,1% anual a mediados de noviembre. Un mes después, ya pagaban rendimientos del 18% promedio, pero en la última semana éstos ya perforaron el nivel del 16% anual (el último dato muestra que pagan 15,87% y es vox pópuli» en la City porteña que algunos hasta son reacios a tomar más colocaciones de empresas por estos días), lo que lleva a los operadores y analistas a pensar que estas tasas podrían caer algo más.

El retroceso para los depósitos minoristas es mucho más gradual, porque los bancos privilegian su relación con los ahorristas comunes para tratar de evitar sorpresas en lo que denominan su «base de fondeo». De allí que ya no paguen rendimientos superiores al 17%, como llegaron a validar hace un mes, pero les cuesta recortar las tasas por debajo del 14% en este segmento.

Del lado de las tasas activas, las que los bancos cobran por dar financiamiento, la expectativa también es que extiendan la tendencia a la baja que muestran desde que las entidades acordaron con el Gobierno ponerles un límite a esos precios.

Los últimos datos oficiales muestran que mientras los créditos operativos más accesibles (el adelanto de corto plazo mediante cuenta corriente) llegaron a costar 24% hace un mes, ahora se consiguen a un precio levemente menor al 20% anual. Y los descuentos de cheques, que llegaron a pactarse a tasas cercanas al 30% a 90 días, ya rondan el 22,5 por ciento.

La pregunta es qué pasará con las tasas de acá en más.

Fuente: La Nación