El goteo de víctimas en Siria continúa mientras que las protestas comienzan a acercarse a la capital, Damasco, que había permanecido hasta ahora relativamente ajena a las manifestaciones que han sacudido ciudades como Homs, Hama e Idleb. En las manifestaciones de hoy han muerto por lo menos ocho personas, entre ellas dos menores de edad, que se suman a las 23 que perecieron ayer en enfrentamientos contra el régimen de Bachar El Asad. Las protestas se han extendido a por lo menos 20 ciudades sirias como señala este mapa elaborado por el diario británico The Guardian.
Las manifestaciones se suman a la deserción ayer de al menos 70 soldados, que se unieron al Ejercito Libre Sirio (ELS) con una buena cantidad de armamento, según confirmó el número dos de este grupo, Malik Kurdi. El ELS es, según sus lideres, un grupo militar rebelde que apoya a las protestas en siria, integrado por entre 20.000 y 25.000 miembros que se encuentran en su gran mayoría dentro de Siria, mientras que su cúpula se halla en Turquía.
Por su parte, los Gobiernos de Alemania y Estados Unidos han recomendado a sus ciudadanos abandonar el país de inmediato. Representantes estadounidenses confirmaron a la agencia Efe que Washington planea recrudecer las medidas de presión contra el régimen sirio. Francia, por su parte, ha anunciado que investigará judicialmente la muerte del periodista Gilles Jacquier, ocurrida el miércoles en Homs. Hoy se ha conocido que Jacquier, que murió por una explosión junto con otros ocho civiles sirios, se había negado a viajar a la ciudad, uno de los bastiones rebeldes, pero que el Gobierno sirio le obligó bajo la amenaza de expulsarle.
Al aumento de la violencia se suma la llegada de un buque ruso cargado con armas que se cree están destinadas al régimen de El Asad. Moscú no ha disimulado sus diferencias con la política occidental hacia Damasco desde el inicio de la crisis. Hoy su canciller, Guennadi Gatílov, ha asegurado que la postura de Occidente “consiste únicamente en desprestigiar al Gobierno sirio” y que el único fin de las sanciones, lejos de detener la violencia contra los ciudadanos, es derribar a El Asad.
La salvaje represión del gobierno sirio, que ha causado al menos 5.000 víctimas según un conteo de la ONU difundido en diciembre, ha sumado otras 400 desde la llegada de observadores de la Liga Árabe, el 26 de diciembre pasado. “Es una media de 40 muertes por día, más alta que antes [de la llegada de los observadores]”, detalló el miércoles la embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Susan Rice.
Fuente: elpais.com