Separadas al nacer, dos gemelas se encontraron después de 47 años

Patricia y Claudia nacieron en 1963 en Lanús pero fueron criadas por familias diferentes e ignoraban la verdad. Ambas vivieron en Mendoza, pero ahora una de ellas reside en los Estados Unidos. Se ubicaron por Facebook.

El 30 de junio de 2011 Patricia Rosich desayunó temprano, como todos los días, y a las 8 de la mañana ya estaba sentada tras un mostrador en su puesto del Banco Nación dispuesta a sonreír. Entonces sonó el teléfono: “¿Hola Patricia? Mi nombre es Claudia y soy tu hermana.” Desde ese instante, el que había empezado como un día más –según cuenta– se convirtió en uno de los más importantes de su vida. La voz del otro lado, que sonaba extrañamente como un eco de la suya, era la de su gemela de la que –hasta contestar la llamada- desconocía por completo su existencia. Nadie le había contado que ella no fue hija biológica de sus padres. Nadie le había dicho que tenía una hermana. Nadie, nada. Hasta el llamado telefónico de aquella fría mañana.
“Yo seguía escuchando muy tranquila. Pero por dentro pensaba: ‘Pobre chica, cree que soy su hermana.’ Sin embargo me llamaba la atención porque parecía que me estaba escuchando a mí misma, como si fuera una grabación mía. Pero no podía creerle. Corté y llamé a mis familiares en Buenos Aires. Entonces me enteré de todo.”
Claudia y Patricia nacieron el 23 de junio de 1963 en el Hospital Evita, de Lanús. Su madre tenía 15 años y las dio en adopción. Ambas se criaron con familias que ocultaron su procedencia. Y desconocían la existencia de la otra.
Hace dos años Patricia y su marido decidieron irse a vivir al sur de Mendoza, a San Rafael, como parte de un plan familiar en busca de una mayor calidad de vida. “Más tranquilidad, más espacio” para que su niño de cinco años disfrute. Podría haber sido Neuquén, Córdoba, quizá San Luis, pero no. Fue Mendoza. Y este dato cobra sentido –un sentido mágico, como una señal divina– cuando se entera que Claudia, su gemela, se había criado en esa provincia. No sería el primero de los extraños caminos en los que sus vidas sin saberlo se entrecruzaron. El otro fue Facebook, la herramienta por la que finalmente se encontraron. El milagro 2.0 ocurrió cuando una compañera del secundario de Patricia reconoció en la foto de Claudia la cara de su vieja amiga del colegio. El parecido era notable. Entonces el intercambio de mails y el final feliz. Se contactaron. Así fue que sonó el teléfono aquella mañana en un banco al sur de Mendoza desde los Estados Unidos. Y la mujer se enteró de una verdad que le había sido ocultada durante 47 años.
Claudia, su hermana, se enteró hace 12 años que era hija adoptiva y que fue separada de su gemela. Desde entonces la buscó, sacó cuentas en un site de búsqueda de personas, se anotó en foros. Y luego Facebook.
El 9 de diciembre pasado Patricia y su familia llegaban al aeropuerto de Omaha. Es que Claudia conoció chateando al que hoy es su marido y por eso vive en los Estados Unidos. “Empecé a llorar desde que aterrizó el avión”, cuenta Patricia. “Ahí estaba ella, con su marido y su hijito de dos años. Nos abrazamos fuerte, nos tocamos para reconocernos, nos dimos besos”, recuerda Patricia, cuya historia difundió el Diario de San Rafael. “Fue como si nos conociéramos de toda la vida. Pasamos juntas esta Navidad. Y son increíbles los genes. Tenemos los mismos gustos, las dos quisimos seguir la misma carrera. Hasta compramos el mismo espejo ovalado que ambas tenemos en nuestros livings. Fue maravilloso.”
Claudia Caldera, que así se llama su hermana, también cambió su vida desde que supo que había encontrado a Patricia. En sus planes está volver con su familia a la Argentina, en cinco años. La historia continuará. Si bien ambas saben cuál fue su verdadero nombre al nacer y la fecha exacta de su cumpleaños (fueron anotadas en fechas diferentes) por ahora ambas dicen que no buscarán a su madre biológica. “Para ambas nuestras madres fueron quienes nos criaron. No vamos a buscarla.”

Fuente: tiempo.infonews.com