Un comerciante tucumano fue condenado a prisión perpetua por matar de once tiros a su mujer frente a sus hijos. La defensa del acusado alegó que el crimen se cometió bajo «emoción violenta», pero la estrategia fracasó.
En 2007, el comerciante Omar Alberto Leal le pegó once balazos a su mujer, Rossana Betina Rivas y después la golpeó en la cabeza con la culata del revólver, frente a sus dos hijos. Ayer, tras cinco jornadas de deliberaciones, la justicia tucumana lo condenó a prisión perpetua.
Los jueces de la sala II de la Cámara Penal de Tucumán, Alberto Piedrabuena, Emilio Páez de la Torre y Eduardo Romero Lascano, creyeron probado que Leal mató a su Rivas con alevosía. Además, el homicidio es doblemente agravado, ya que la víctima era su esposa. Por eso, ayer lo condenaron a prisión perpetua, informó el diario La Gaceta.
La última jornada del juicio comenzó con el alegato del fiscal de Cámara Carlos Sale. «Este caso es el más emblemático que se dio en los últimos tiempos, porque creo que denota una bisagra en referencia a la violencia de género», afirmó el fiscal, para luego comenzar a enumerar las distintas pruebas que, según él, había contra el acusado.
La abogada de Leal, Carolina Epelbaum, trató de rebatir la posición de Sale. «El fiscal hace una defensa de la violencia de género, pero con un discurso político, no jurídico. No lo vamos a culpar a Leal por el aumento de la violencia de género en el país», argumentó la abogada. La letrada manifestó que hubo circunstancias atenuantes, como la mala relación que venían sosteniendo y la influencia perniciosa de la madre, según argumentó Epelbaum.
Por su parte, el codefensor, Horacio Guerineau, planteó la absolución de Leal, considerando que el hombre era inimputable porque sufrió un trastorno mental transitorio cuando mató a Rivas.
«¿Quién puede dudar de que aquí hubo una emoción violenta? Ella (por la víctima) tenía un desprecio total, un menosprecio, un desamor hacia la persona de Leal. Mi defendido demostró un amor extremo hacia su mujer. Las pasiones dominan al hombre, y el apasionado puede emocionarse violentamente», manifestó Guerineau.
Por su parte, el acusado había argumentado que mató a su esposa por «exceso de amor». Los jueces no se guiaron por la estrategia defensiva y lo condenaron a prisión perpetua.
Fuente: Online-911