Es una de las hipótesis que maneja el fiscal, que se robusteció luego de que no se hallara ADN del karateca Osvaldo Martínez en el PH de calle 28. Además le extrajeron sangre a tres hombres, entre ellos el remisero que es un testigo clave.
El fiscal Álvaro Garganta, a cargo de la investigación del cuádruple crimen de La Plata, confirmó lo que todos ya sabían: el patrón genético encontrado debajo de las uñas de dos de las víctimas y en dos cuchillos y un palo de amasar secuestrados de la escena de la masacre no se corresponde con el de Osvaldo Martínez, único detenido por el hecho.
El resultado orienta la investigación a la participación de más de un asesino, ya que hay otros indicios que ubican al karateca en la escena del crimen, y también hacia nuevos sospechosos. En ese sentido, el martes a la noche, tres hombres se sometieron a una extracción de sangre para cotejar sus ADN: se trata de las ex parejas de dos de las mujeres asesinadas y Marcelo Tagliaferro, el remisero que se convirtió en testigo clave de la causa.
“Nuestro objetivo es investigar todas las hipótesis y no ir sólo contra Martínez”, afirmó Garganta frente a la prensa, pero en la intimidad el fiscal piensa otra cosa.
La pista que sigue ubica al imputado en la escena del crimen oficiando de “campana”, atento a que nadie interrumpa la secuencia criminal de su cómplice.
“El remisero declaró que vio a Martínez salir del PH de la calle 28 de las víctimas y no notó que estuviera manchado con sangre. Después, esperó que saliera Marisol Pereyra y otra vez vio a Martínez totalmente limpio. Nadie en tan poco tiempo puede sacarse de encima la sangre, porque se coagula en 15 segundos y se pega a la piel. Eso quiere decir que había otro hombre en el lugar y que Martínez le franqueó el ingreso”, reconstruyó un investigador que trabaja a tiempo completo con el fiscal.
La evidencia genética encontrada en cada uno de los objetos y cuerpos peritados es la misma y pertenece a un patrón masculino. Por eso los investigadores apuraron la extracción de sangre de los tres hombres. El primero en prestar su brazo fue Tagliaferro, el chofer que llevó hasta la escena del crimen a Pereyra e identificó a Martínez en rueda de presos.
“Fue la última persona que vio con vida a una de las víctimas, y eso está acreditado por él mismo, así que está justificado que se haya sometido a la extracción”, explicó una fuente judicial.
Otro de los que se sometió al estudio fue la ex pareja de Santos y padre de Micaela, Daniel Galle, aunque un vocero del caso confió que “lo suyo fue casi de rutina”.
Distinta es la situación de Víctor Chavarría, el ex novio de Marisol Pereyra. “En la causa está incorporada una denuncia en su contra por violencia y amenazas contra la mujer, así que mereció un seguimiento especial”, reveló uno de los investigadores.
Hasta el momento la coartada de Chavarría no tiene fisuras: pudo probar que en la hora en que se cometieron los asesinatos él estaba trabajando en un salón de fiestas infantiles junto a su actual pareja, y la madre de esta.
Pero lo que más interesa a la fiscalía es tomarle una muestra al hombre que tuvo un altercado con Susana de Bárttole hace unos días, lo que podría cambiar el sentido de la investigación.
“La mujer se manejaba en un ambiente denso, era de jugar mucho en el bingo y llevaba una vida tumultuosa, pero hasta el momento nada alcanza para vincularlo con los crímenes”, confiaron, más cautos, desde la fiscalía. <
Fuente: Tiempo El Argentino