La bandera de Belgrano

Por Rubén Giustiniani (*)

En el bicentenario de la creación de nuestra enseña nacional se producirá un hecho de gran significación: el gobierno de Bolivia entregará a la ciudad de Rosario una réplica autenticada de la «Bandera de Macha» para ser depositada en el Monumento Nacional a la Bandera.

A partir de un proyecto de mi autoría en el Senado de la Nación comenzamos las gestiones que tendrán un final feliz en pocos días para continuar dotando de contenido a esa maravillosa expresión histórica de Rosario que es el Monumento Nacional a la Bandera.

Belgrano enarboló por primera vez la bandera a orillas del río Paraná el 27 de febrero de 1812 a las 18 horas. Inauguraba así las baterías Libertad e Independencia para impedir el paso de las naves españolas.

Belgrano le había pedido al Triunvirato que se declarase la escarapela nacional «que deberá componerse de los dos colores, blanco y azul celeste». Con esos mismos colores mandó a hacer la bandera que a partir de ese momento ocupará un lugar trascendente en la historia argentina.

Hasta allí nuestras tropas habían combatido con la misma bandera que era la del enemigo. Habiéndose iniciado la gesta de la independencia bajo el signo de un gobierno en España en razón de la invasión napoleónica, la creación de la bandera propia le daba un abierto contenido insurreccional a la lucha emprendida.

Aquel 27 de febrero Belgrano arengó a las tropas diciendo «la América del Sur será el templo de la independencia y la libertad». Belgrano salió hacia el norte con su ejército y cuando llega a Jujuy producen la genial epopeya del éxodo, retirándose con todo el pueblo para dejarle la tierra arrasada al enemigo español. Gana la principal batalla de la guerra de la independencia en Tucumán y camino a Salta vuelve a izar la bandera que el Triunvirato le había prohibido en Rosario volver a usar.

«Era la misma bandera que había enarbolado en el Rosario en 1811, que había bendecido en Jujuy en 1812, y que había tenido que arriar por el orden del gobierno, diciendo que la reservaba para el día de la gran victoria».

Así, sin que la Asamblea del Año XIII se pronunciase, el uso de la bandera azul y blanca se fue generalizando y los pueblos la saludaban con entusiasmo como símbolo de su independencia.

Belgrano luego de ganar en Salta, es derrotado por las tropas españolas en Vilcapugio y es en el pueblo de Macha —hoy Bolivia— donde reorganiza al ejército.
El 14 de noviembre de 1813 es derrotado en Ayohuma y no consta ninguna documentación en España ni en América que nuestras banderas fueran tomadas como trofeo por los realistas.

Las banderas desaparecieron hasta que en 1855 se encontraron escondidas detrás de un cuadro en la Capilla de Titiri (Macha, Bolivia). Evidentemente, Belgrano en su retirada hacia Potosí hizo esconder las banderas para que no caigan en manos enemigas.

Esas dos banderas halladas fueron llamadas de Macha y de Ayohuma; y cuando el gobierno argentino las reclamó, Bolivia entregó una —la de Ayohuma— que es la que hoy se exhibe en el Museo Nacional de Historia en la Ciudad de Buenos Aires. La Bandera de Macha se encuentra en el Museo de Historia de Sucre custodiada por los restos de Juana Azurduy.

Siempre quisimos que las banderas de Belgrano descansen en Rosario porque aquí es su cuna. Con la entrega de esta réplica autenticada que nos hace el Museo de Historia de Sucre y el gobierno de Bolivia, la ciudad y el pueblo de Rosario agradecemos tan significativo acontecimiento.

Muchos niños a partir de ahora verán esa «rara» Bandera de Macha blanca, celeste y blanca, manchada de la sangre de nuestros patriotas, y descolorida por los combates y el paso del tiempo, y escucharán ese maravilloso pedazo épico de nuestra historia donde mujeres y hombres entregaron todo, hasta su vida, para que podamos ser una Nación libre e independiente de toda dominación extranjera.

(*) Senador nacional.

Presidente del Partido Socialista

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