Fue en 115 y 36. Dos encapuchados abordaron a Alejandro Portunato dentro del garaje. Le dieron varios culatazos en la cabeza. Lo encerraron en el baño. Revolvieron todo. Y escaparon con dinero
Hace poco más de dos años, Trama Urbana comenzó a utilizar la palabra “entradera” (inexistente en el diccionario de la Real Academia Española, pero claramente alusiva al término “salidera”) para definir una modalidad delictiva en pleno auge: la perpetrada por delincuentes que sorprenden a sus víctimas cuando ingresan a sus domicilios y se meten con ellas. La palabrita ya está instalada, igual que la metodología, y en las últimas horas fue un juez penal de Quilmes quien la sufrió en carne propia.
Como este medio adelantó en su edición de ayer, sucedió anteanoche, y los protagonistas fueron dos delincuentes encapuchados que redujeron al magistrado en la puerta de su finca del Barrio Hipódromo, lo golpearon y le robaron dinero, confirmaron fuentes policiales y la propia víctima.
“Me dieron un golpe como para amedrentarme, nada más”, resumió el juez Alejandro Oscar Portunato (47), refiriéndose al violento episodio que le tocó vivir a eso de las 21.30 del martes pasado, cuando llegaba a su casa de 115 y 36 y terminó de ingresar su coche.
Repentinamente, y antes de que pudiera cerrar la puerta del garaje, dos sujetos con los rostros cubiertos se encargaron de reducirlo: “Actuaron muy rápido, calculo que en dos minutos se fueron”, explicó el juez, que integra el Tribunal Oral en lo Penal Criminal 3 del distrito judicial de Quilmes.
Portunato consideró que “es el típico caso (de robo) ocasional” y comentó que “sabemos que hay ciertos horarios donde (los ladrones) están pendientes de si alguna persona está entrando un auto o saliendo”. “Y bueno… En este caso fui yo, que terminaba de ingresar el auto y me sorprendieron”, lamentó.
Según declaró luego la víctima, los ladrones estaban armados, encapuchados y no dudaron en aplicar la violencia, pese a que el magistrado no se resistió. Tras golpearlo con la culata de un arma en la cabeza, lo obligaron a ingresar a su vivienda. Uno se quedó en la puerta, haciendo las veces de campana, mientras su cómplice le exigía al damnificado que le diera todo lo que tenía. Portunato entregó el dinero que guardaba en una media, dentro de su habitación, y otros objetos de valor que no llegaron a conformar al maleante. Pidió más y volvió a golpear al juez, hasta que se convenció de que no mentía y lo encerró en el baño. Entonces sí, volvió a la calle y escapó junto a su amigo.
Al observar que los ladrones ya no estaban, el juez salió del baño y llamó a la Policía, que ya estaba en camino por el alerta que dio un vecino que vio movimientos raros y se contactó con
el 911.
Los primeros en llegar fueron los patrulleros de la comisaría Segunda, que asistieron a Portunato y lo trasladaron al hospital Rossi por el corte en el cuero cabelludo. Con otras jurisdicciones se desplegó un operativo cerrojo para dar con los sospechosos, aunque resultó infructuoso.
El hecho es investigado por personal de la seccional Segunda y la Dirección Departamental de Investigaciones (DDI) de La Plata.
La denuncia y los peritajes
Tras la denuncia que radicó el juez Alejandro Portunato en la comisaría Segunda, se abrieron actuaciones por “robo calificado y lesiones”, a cargo del fiscal de Autores Ignorados, Fernando Cartasegna. Policía Científica hizo peritajes en la escena en busca de rastros de los responsables.
“No sabían quién era la víctima”
Los delincuentes se cuidaron de mantener sus rostros ocultos y en no demorar el golpe más allá de lo necesario. Sin embargo, no dudaron en actuar con una violencia de la que los llamados “profesionales” no suelen hacer gala. Los investigadores están seguros de que “no sabían que la víctima era un juez”.
Un barrio preocupado por la ola de robos
Horas antes del asalto al magistrado, otros dos ilícitos violentos ocurrieron a muy poquitos metros. En diagonal 74 y 35, dos ladrones robaron una verdulería y manosea-ron a dos mujeres, mientras que en 119 y 36, un delincuente redujo a golpes a una jubilada de 84 años a cuya casa entró con un engaño.
Fuente: Diario Hoy