La equidad bien entendida distribuye según cada quien

Hace un par de años la Cámara de Representantes sancionó por el voto unánime de sus integrantes la creación del Parque Fluvial Iguazú, reclamando el dominio de sus costas y las tierras adyacentes, lo que provocó la reacción de Parques Nacionales que “frenó” la decisión planteando un recurso ante la Corte Suprema. Las luces internacionales encendidas ahora bien podían iluminar la justa demanda. Demasiado tiempo lleva ese espacio natural en manos no misioneras.

Misiones empieza a hacer efectivo el dominio sobre sus recursos, en pocos días más. Porque cuando se ponga en funcionamiento la planta envasadora de San Javier, el agua dulce, calificada como la mejor del país por la Fundación Favaloro, en razón de su bajo contenido de sodio, estará administrando un recurso para beneficio de todos y en nombre y representación de los misioneros.

No es una cuestión menor. Gustavo Abudiab, gerente general de Alimentos de la Fundación, antes de despedirse de los periodistas en la conferencia de prensa en la que se informó del convenio con Amse, dijo que quería destacar “la gran inteligencia de los gobernantes de aquí, que quieren explotar un recurso que uno no sabe adónde va, que se pierde. Que genera fuentes de trabajo, que se podrá exportar al Mercosur, a otros países del mundo. Esto es una gran inteligencia, no estaba en la cabeza de nadie. Además se aporta salud con un agua que sale a 20 grados y es de una calidad excelente”.

No debía saber sin embargo, el proceso que se fue dando en Misiones en la Cámara de Representantes, en las que comenzó a reemplazarse el enfrentamiento estéril por la confluencia de voluntades en pos de objetivos que tengan que ver con el bienestar general. Una característica que imprimió a su gestión en la Cámara, Carlos Rovira. Y que se ve en la misma Amse: el diputado provincial Jorge Galeano fue el más severo crítico de la gestión del ex mandatario, pero cambió de postura cuando vio que se podía trabajar en positivo. Lo había hecho anteriormente, pero en soledad, cuando sacó aquella ley que se conoce por su nombre y está referida a la prohibición del consumo de bebidas alcohólicas por parte de menores. Ahora en cambio, la propuesta de una empresa del Estado que explotara el recurso del agua subterránea, la comercializara y permitiera garantizar un mínimo de consumo gratuito a las familias misioneras, contó con el respaldo y la participación de Rovira. Y fue a él a quien finalmente el mismo gobierno de Maurice Closs encomendó poner en marcha la empresa Aguas Misioneras sociedad del Estado. Que a seis meses de su creación ofrecerá en la provincia, la primera partida del Agua de las Misiones.

Valorar el agua se plantea, entonces, en momentos en los que también en el país, y a partir de la quita de los subsidios a los sectores más pudientes de la sociedad, empieza a valorarse la energía. Buenos Aires no puede seguir derrochando electricidad, generada principalmente en otros puntos del país, encima con tarifas que en nada se condicen con las que deben pagarse en Misiones, por ejemplo.
Claro que fue la inteligencia de la presidenta Cristina de Kirchner la que permitió desatar el nudo gordiano: quitar los subsidios era enfrentar los reclamos callejeros de los sectores de los trabajadores con los que se confundían los sonidos de las cacerolas de cobre de barrio Norte. Ahora los subsidios se quitaron a los barrios más caros de la Capital federal: Puerto Madero, Parque, countries. Allí donde se compran y venden departamentos y mansiones en dólares, se pagaba la luz y el agua con dineros de todos los argentinos.

Algo así como pasó con los “indignados” de Wall Street que se pusieron carteles diciendo: “somos el 99%”, luego que se demostrara que los únicos que vivían bien en el país sin sufrir la crisis eran el 1% de la población de Estados Unidos. Un desequilibrio que, demandaban, debía ser urgentemente corregido. Había, hay demasiada gente sin trabajo. En esta Argentina, en cambio, la decisión de la Presidenta que meditó lo que iba a hacer analizando propuestas recluida en El Calafate el fin de semana anterior, buscó la equidad y la participación: quitar los subsidios a los que más tienen personas y empresas, pero para no equivocarse, les enviarán también, como a todos, formularios en los que cada uno dirá si necesita o no el subsidio del Estado según sean sus ingresos. Y como se trata de “un capitalismo en serio”, deberán respaldar su postura con el aséptico informe de la Afip. Para graficar la injusticia basta con mirar la factura de una familia tipo que, por bimestre paga 11,40 pesos por mes. En realidad ha consumido 891 kw en dos meses, lo que lleva el valor, sin subsidios a 270 pesos; pero tienen 200 pesos de subsidio y un arrastre negativo del periodo anterior de 89 pesos. En Misiones, por dar un ejemplo, una familia tipo gasta como mínimo más de 100 pesos mensuales. Veamos, concretamente 111,24 pesos por una factura de octubre por 467 Kw consumidos. Es decir, aquí más de 100 pesos; en Buenos Aires más de 5 pesos.

Todo un debate. Pero no el único de la semana que acaba de concluir. Porque hubo pasos de modernización en la Justicia a propósito del debate oral de un caso que conmovió a la opinión pública: transportistas acusados de abuso sexual en dos menores. Fueron encontrados culpables. En la sustanciación de la investigación se utilizó por primera vez la Cámara Gesell y en el debate oral, la grabación de los alegatos y la sentencia en soporte magnético que permita revisar cuantas veces se desee. De ser positivo el aporte, se adoptará en todo debate oral.

Fuente: http://www.noticiasdel6.com/