Este “modelo” se encamina directamente a la ruina general y a una especie de “comunismo a la criolla”. En un comunismo teórico el estado tiene el monopolio de las propiedades, el trabajo y lo beneficios, que supuestamente reparte a todos por igual. En esta especie de comunismo a la criolla, las propiedades siguen siendo privadas, pero no asi las utilidades, sino que éstas son expropiadas por el estado, para repartir entre indigentes, desocupados, clientelistas, amigos y amigotes. Si por ejemplo, el chacarero que produce una tonelada de trigo o maiz, debe ceder gran parte de lo producido, para una multitud que nada produce. El “Estado”, determina cuanto es lo que el chacarero necesita, y el resto directamente se lo expropia para la repartija. Así por ejemplo, toda la Nación subsidia subterráneos y colectivos, donde una multitud de porteños viaja a precio módico, sin producir otra cosa que transpiración.
El chacarero doble el lomo y trabaja, pero un funcionario cagatintas del ministerio determina que debe sembrar, que puede exportar, cuanto tiene que ganar, y hasta decide que puede comprar con lo que le queda, al punto que para comprar 100 dólares debe pedirle “permiso” a la AFIP. Y no faltará mucha para que haya que pedirle permiso a la AFIP, para cambiar el auto, ir al cine o a comer una pizza en algún bodegón.
El próximo paso, ya anunciado, es una carta documento donde cada ciudadano debe autoincriminarse de rico, medio o indigente, bajo apercibimiento de “inspección”, para que el estado determine si le corresponde ser subsidiado, o en cambio le corresponde trabajar y pagar impuesto, para solventar a toda esa multitud de subsidiados.
Evidentemente esto no tendrá un final feliz, porque como es lógico, un país no puede subsistir con un 70 % de gente parásita, y el algún momento “reventará”.
A este estado, especie de «comunismo a la criolla», hemos llegado gracias a toda esta caterva de zurdos caviar, zurdos “fracaso”, izquierdas populistas, sindicalistas gordos, patovicas de la cultura, progres , ladrones de gallinas, chorros de guantes blancos, agiotistas, traficantes de influencias, funcionarios corruptos y políticos comprables, que parafraseando el expresidente Uruguayo Batlle, en conjunto son “una manga de ladrones del primero hasta el último”