ROMA.- La situación del primer ministro Silvio Berlusconi entró en un callejón peligroso que podría terminar en las próximas horas con su gobierno. El Cavaliere perdió la mayoría absoluta en el Congreso, obteniendo así la aprobación del voto de confianza con más abstenciones que votos a favor.
Pese a perder la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados, fijada en 316 escaños, Berlusconi logró aprobar las cuentas del Estado de 2010 por 308 votos a favor, 1 abstención y ninguno en contra, ya que la oposición, presente en el pleno, decidió no participar en la votación para dejar en evidencia sus apoyos.
De hecho, los diputados que no votaron superaron a los que sí lo hicieron (309 que participaron frente a los 321 que no), lo que fue interpretado por el líder de la principal formación de la oposición italiana, el Partido Demócrata (PD), Pierluigi Bersani, como una muestra de que el Gobierno italiano no tiene ya la mayoría.
«Presente su dimisión, aquí haremos lo que nos corresponde por el país. Si usted no lo hiciera, la oposición consideraría otras iniciativas porque así no podemos seguir», comentó Bersani, dirigiéndose directamente a Berlusconi y abriendo la puerta a la presentación de una posible moción de censura.
Este resultado pone de relieve la pérdida de apoyos que sufrió Berlusconi en las últimas semanas, después de que en un voto de confianza el pasado 14 de octubre su Ejecutivo obtuviera 316 votos a favor, es decir, justo la mayoría absoluta de una cámara de 630 diputados.
Berlusconi, de 75 años, ya tenía su popularidad por el piso debido a diversos escándalos de mujeres y de corrupción. A eso se sumó ahora su total falta de credibilidad para poner en marcha urgentes e irreversibles medidas anticrisis.
La clave de la votación de hoy era saber cuántos apoyos reales dentro de su propio grupo, el Pueblo de la Libertad (PDL), había perdido el primer ministro, después de que algunos de sus diputados le hayan pedido que dimita y dé paso a un nuevo gobierno que consiga ampliar su apoyo mayoritario en el parlamento.
Todo esto sucede en una Italia sumida en un caos político, donde el propio Berlusconi debió desmentir los rumores de una inminente renuncia.
Italia, la tercera economía de la zona euro, se encuentra desde hace semanas en el centro de una tormenta financiera que amenaza con hundirla en el mismo torbellino que a Grecia. Por ello, la versión de que Berlusconi está pensando en dar un paso al costado fue considerada verosímil.
PEDIDOS DE RENUNCIA
La situación se agravó aún más esta mañana, después de que el líder del partido Liga Norte, Umberto Bossi, principal aliado en el gobierno del primer ministro italiano, le pidiera al Cavaliere que «se haga a un lado».
Tras las palabras del líder de la Liga Norte, el parlamentario del Partido Demócrata, Paolo Gentiloni, también se apresuró a pedir la dimisión de Berlusconi. «Después de las declaraciones de Bossi a Berlusconi no le queda más que dimitir. Ni siquiera la Liga lo sostiene más en el rol de presidente del Consejo. Debería actuar inmediatamente», dijo Gentiloni.
Al insistente reclamo de una renuncia de parte de la oposición de centroizquierda, últimamente se han sumado prácticamente todos los sectores de la sociedad: industriales, sindicatos, la Iglesia, intelectuales y el establishment.
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