En el final de una campaña proselitista poco común, en la que la oposición parece convalidar la reelección de la actual presidente, Cristina Fernández, se escuchan dudas y profecías sobre lo que será el día después.
Pero en una Argentina con elmayor crecimiento de América Latina, bajo la amenaza de una alta inflación, en alerta regional por la crisis de las grandes potencias, con denuncias de falta de libertades por parte de la oposición y de muchos medios, todo es posible.
Mientras la mayoría de los candidatos hace caso omiso a cábalas que tan poco resultado les dieron, la presidente cerró anteayer su campaña en el Teatro Coliseo que tan buenas ondas tuvo el pasado 10 de Agosto. Desde el escenario, acompañada por su compañero de fórmula, el ministro de Economía Amado Boudou, se dirigieron a todos y a todas. En argentinísima actitud se acudió a la folklórica propensión a la necrofilia asegurando que “Él, vive”, en alusión al egregio finado, dándole al “doble comando” un fatídico carácter de ultratumba.
Una oposición que no se permite la amplitud espiritual deresignar ambiciones en pos de la convergencia, la ha dado como ganadora pero trata – sin saber cómo – que, al menos, no tenga quórum suficiente en las cámaras como para volver a transformarlas en una escribanía oficial. Es que la oposición cree que el grueso de los votos se efectúa por convencimiento cuando en realidad su razón de ser son los subsidios.
Más allá de las afirmaciones oficiales que cuentan que vivimos en el mejor de los mundos, la izquierda que lidera
Altamira anuncia una profunda devaluación, con la consiguiente pérdida de la capacidad de adquisición en los salarios.
La inflación es el fantasma que más influye en la marcha del gobierno, después del de Él. Aunque el probable
vicepresidente y actual ministro de economía primero la negara y luego dijera que sólo afectaba a los de mayores
ingresos en una muestra de Economía-Ficción, la inflación es la gran incógnita a futuro. Binner pide
que la reconozcan y
que también reconozcan la fuga de capitales. Ricardo Alfonsín asegura que no reconocer la inflación se puede transfor-
mar en una incontrolable suba de precios… Duhalde presagia el desastre. Pero por el momento el Banco Central
sigue controlando el valor del dólar.
La libertad de prensa es una de las grandes incógnitas del día después. Suponer que por no haber encarcelado periodistas ésta está vigente, es la carta coactiva de un gobierno que juega con las disponibilidades de la publicidad oficial, generosa con sus adeptos y negada a quienes no se hacen eco de su propaganda.
Otras dudas al cierre de la campaña son el salvataje de amigos o, dicho de forma diferente, de los corruptos oficiales. Entre los más descollantes están Hebe de Bonafini – a quien ya han dicho que no tocarán y estaba en el cierre – y, en otra categoría, Felisa Micheli y Ricardo Jaime, socios de la caja, hoy complicados como muchos más.
También hay incertidumbre sobre qué pasará con el campo. Mucho se puede elucubrar al respecto, pero la defensa pública de la presidente a la figura de Guillermo Moreno en la reunión de Coninagro da demasiada tela para cortar… Lo decíamos ayer, reivindicar a Moreno en ese ámbito es un mensaje claro, si no se avienen a la voluntad oficial no habrá mejores tratos.
Quizá la mayor incógnita pos eleccionaria es la que apunta a la re – reelección. De ahí el interés oficial en poder alcanzar el control de
las cámaras y lograr la modificación constitucional que admita el control “ad æternum” que garantice la impunidad total, como pedían