Tenía un traumatismo en el cráneo, aunque no fue eso lo que la mató. También tenía un corte en un muslo. El fiscal encabezó una inspección ocular en la escena y peritos secuestraron profilácticos.
La autopsia confirmó lo que ya se sospechaba: Manuel González Abad, la travesti de 35 años que eligió como nombre Carolina y a la que todos conocían como “La Moma”, fue asesinada. La estrangularon con la misma bufanda de lana color blanca, verde, azul y roja que tenía anudada alrededor del cuello, pero los forenses también detectaron que la víctima presentaba un fuerte golpe en la cabeza y una herida punzocortante en la cara externa del muslo izquierdo.
La causa de la muerte fue la asfixia mecánica y es altamente probable que el (o los) homicida golpeara a Abad con un elemento contundente, aunque eso no fue lo que la mató. En cuanto al puntazo, nadie puede asegurar que lo haya sufrido en el mismo episodio.
La necropsia comenzó alrededor de las 9 de la mañana y a eso de las 11 el fiscal Marcelo Romero acudió a la escena del crimen con el cuerpo de peritos y los detectives del Gabinete de Homicidios de la DDI La Plata. Lo hizo para disponer en el lugar (preservado desde el hallazgo del cadáver, el martes pasado) el secuestro de elementos y rastros que ayuden a esclarecer el hecho, caratulado hasta ayer como averiguación de causales de muerte. En comunicación directa con los forenses, una vez que éstos le indicaron la existencia de un golpe en el cráneo, el instructor pidió que buscaran elementos contundentes compatibles con esa lesión, al tiempo que ordenó la incautación de seis profilácticos usados que estaban en el domicilio, para eventuales cotejos de ADN, informaron fuentes judiciales.
Según la autopsia, “La Moma” fue asesinada el domingo pasado en el mismo sitio donde su hermano la encontró en la noche del martes: el departamento 2 del PH ubicado en el 1779 de la calle 5, entre 68 y 69. Estaba semidesnuda (de la cintura para abajo) y en avanzado estado de descomposición. Los peritos no pudieron confirmar todavía la existencia de semen en el cuerpo, pero ya enviaron a analizar muestras. Los resultados se conocerán en los próximos días.
Mientras tanto, el círculo más íntimo de la víctima y representantes de Ammar (Asociación de Mujeres Meretrices de la Argentina) analizan reunirse con otras organizaciones similares para evaluar si adoptan medidas para reclamar que el caso no quede en el olvido.
“Es muy raro. Ella medía 1,90 metros, pesaba 110 kilos y sabía defenderse”, dijo a Trama Urbana Facundo Aisa, quien se definió como “amiga de Carolina”, al tiempo que confirmó que de la escena faltaron un televisor y una computadora, lo que suma elementos a su sospecha de que “debió actuar más de una persona”.
“Yo la vi por última vez poco antes de la 1 de la mañana del domingo y me dijo que en pocos minutos salía a la calle. Suponemos que ahí la contactó (el homicida) y la llevó a la casa”, especuló Facundo. Sus amigos sabían que “La Moma” tenía rutinas casi inalterables cuando recibía clientes, a los que por lo general conocía en la esquina donde paraba desde hace años, la de 1 y 67: dejaba sin llave la puerta de calle del PH y también la del departamento, ya que desde afuera no podía abrirse. Escondía el celular en el estante superior del ropero para evitar que se lo robaran (hace un año le había pasado) y solía tomar mucho alcohol “para darse coraje”, contó Aisa.
El joven también aclaró que “Carolina no tenía enemigos”, más allá de “algún incidente callejero”. Y recordó uno muy reciente: “Hace unas dos semanas un hombre al que no conocía le tiró (a La Moma) un piedrazo en la cabeza y ella lo tiró al suelo de un golpe”, aunque Facundo no cree que eso tenga que ver con el crimen.
Ante la falta de pistas firmes, los investigadores pidieron la colaboración de testigos. Todo aquel que pueda aportar algún dato puede comunicarse al teléfono del Gabinete de Homicidios -423-1927- o al de Operaciones de la DDI -453-1272-.
González Abad tenía una relación cordial aunque distante con sus padres (estaban separados) y una muy cercana con uno de sus dos hermanos, que fue quien halló el cuerpo tras ingresar al departamento rompiendo la puerta de una patada. El otro no vive en La Plata.
“Ambientes de levante distintos”
El 25 de septiembre pasado, el cuerpo de un hombre de 42 años fue encontrado en inmediaciones de la gruta del Bosque, boca arriba y con los pantalones bajos. La autopsia estableció que Luis Ernesto Martínez había muerto por asfixia, y aunque a casi un mes del hecho todavía no hay detenidos, los investigadores están convencidos de que se trató de un crimen pasional o al menos de índole sexual. Es que testigos declararon que la víctima frecuentaba la calle del paseo que conduce al colegio Albert Thomas, donde cada noche funciona la llamada “zona roja de gays”.
“Sinceramente no creo que ese caso tenga alguna relación con el de Carolina, son ambientes de levante distintos”, aseguró Facundo Aisa.
Fuente: Diario Hoy