Los Kirchner manejaron una caja de US$ 400.000 millones

Es, principalmente, por un fuerte incremento en la presión impositiva. Tiene que ver con la mayor recaudación por Ganancias e IVA por el crecimiento de la economía. Pero también por las retenciones a la soja y el impuesto al cheque.

Sería un ejercicio inútil, y encima sometido a controversias, imaginar qué habrían hecho Alfonsín, Menem y hasta De la Rúa si hubiesen contado con los recursos que estos años manejó el kirchnerismo. Vale detenerse, en cambio, en el Estado poderosísimo en plata de la era K , con una recaudación impositiva que todos los meses crece al 30 % o arriba del 30 %, un Banco Central bombeando reservas para pagarles a los acreedores y la ANSeS disponible a los fines más diversos.

Para empezar, la presión tributaria . Según un trabajo del diputado por la Coalición Cívica Alfonso Prat Gay, equivalía al 15,4 % del PBI durante la gestión de Alfonsín y alcanza al 32.5 % en el cuarto año de Cristina Kirchner.

Si se quiere más revelador, desde que asumió Néstor Kirchner esa relación saltó nada menos que un 54 % . Seguro que el fuerte crecimiento de la economía influyó en los ingresos por IVA y Ganancias, además del proceso inflacionario que arrancó en 2007.

Aun así, por lo menos igual de considerable resultó el impacto de las retenciones agropecuarias y el del gravamen a los créditos y débitos bancarios . Las retenciones fueron reimplantadas al comienzo del gobierno de Eduardo Duhalde, tras la devaluación de 2002, y aumentadas significativamente por Kirchner. Y el llamado impuesto al cheque, una herencia del tiempo de Cavallo en la Alianza.

El punto es que ambos factores representaron la mitad del incremento registrado en la presión tributaria . Sólo un 15 % de la recaudación del impuesto al cheque va a las provincias y recién en abril de 2009 el Gobierno aceptó coparticipar el 30 % de las retenciones a la soja. Resultado: en dos piezas clave de la estructura impositiva, la parte del león queda en el gobierno nacional.

Prat Gay compara la presión impositiva promedio previa a la llegada del kirchnerismo con la de los ocho años posteriores. Y la cuenta le deja al Gobierno un impresionante rédito de US$ 330.000 millones .

Otro factor decisivo, aunque esta vez ajeno por completo a las políticas oficiales, fueron los términos del intercambio, o sea, la diferencia entre el precio de los bienes que se exportan y el de los importados. Pocas veces hubo, en la historia, una relación tan propicia para la Argentina como en estos años y nunca durante un período tan prolongado .

La consultora Economía & Regiones calcula que, entre 2001 y 2010, los términos del intercambio arrojaron un saldo favorable al país del 33 %, aunque el envión se produjo a partir de 2003. Dólares puros, es el viento de cola que el Gobierno aprovecha en grande y a la vez minimiza.

Una aproximación al fenómeno surge de las exportaciones originadas en el complejo sojero. El IARAF, un instituto especializado en análisis fiscal, estima que de 2005 a 2011 sumarán unos US$ 101.000 millones y representan, hoy, el 30 % de las exportaciones totales. Son el pilar que sostiene el superávit comercial y, por lejos, la mayor fuente de divisas del país .

Y, además, un soporte fundamental para las cuentas fiscales. Durante el mismo período, las retenciones a la soja dejaron US$ 26.000 millones al tipo de cambio actual; mucho más, si se toma la cotización del dólar de cada año. .

Casi ni hace falta agregar que sin la soja la economía argentina sería otra. Y muy distintos los márgenes de maniobra del kirchnerismo.

La plata desborda por donde se mire y abre campo a manejos discrecionales.

Un ejemplo clarito asoma en los subsidios para la luz, el gas y el transporte, más los fondos que sostienen a Aerolíneas Argentinas y a otras empresas del Estado.

Este año, ese paquete ascendería a US$ 19.300 millones. Y da lugar a un contraste notable, cuando se lo compara con los subsidios sociales: juntos, la Asignación Universal por Hijo, el Plan Trabajar y las pensiones por discapacidades, a la vejez y a familias numerosas ni siquiera llegan a la mitad .

Nadie cuestiona los programas sociales. Pero los subsidios indiscriminados y arbitrarios expresan el modo como son manejados los recursos públicos.

Ciertamente, hay fondos que se cruzan. Pero falta computar el uso de reservas por arriba de US$ 37.000 millones, las utilidades del Banco Central y la plata que sale de la ANSeS y de otros organismos del Estado. De un modo u otro, todo financia el modelo .

Para no seguir abrumando con tanto número, sólo uno más y fenomenal. Si a aquellas fuentes se le incorpora el rédito de la presión impositiva, el combo arroja que hasta ahora el kirchnerismo ha dispuesto de 400.000 millones de dólares . Casi un PBI completo, un caso sin precedentes .

Esa espectacular masa de recursos ha facilitado la gestión K, al margen de cualquier consideración sobre si sus acciones fueron buenas o pudieron ser mejores.

Y ha sido funcional a las más variadas operaciones políticas. Nada que no sea conocido, la famosa caja del poder .

Pero también son de este mundo los 8 millones de pobres, los jubilados que se quejan por sus magros haberes, la Asignación por Hijo que corre detrás de la inflación, el 34 % de la fuerza laboral en negro y una crisis energética que consume miles de millones de dólares anuales.

PorAlcadio Oña
Escenario- Clarin