Hoy se cumple un año del asesinato de Mariano Ferreyra a manos de la patota sindical ligada a la Unión Ferroviaria de José Pedraza. El avance en la tercerización de la represión en Argentina y por qué es necesario terminar con la burocracia sindical para evolucionar como nación.
El asesinato de Mariano Ferreyra el 20 de octubre del 2010, un chico de apenas 23 años militante del Partido Obrero, por parte de patotas sindicales vinculadas a la burocracia de la Unión Ferroviaria que dirige José Pedraza, uno de los históricos “Gordos” con llegada a Hugo Moyano y al expresidente Néstor Kirchner, logró poner a la administración kirchnerista contra las cuerdas, evidenciando la unidad de acción del oficialismo con lo peor del gremialismo.
Mariano era un chico idealista que peleaba por un mundo mejor, al que un par de matones pagos por el poder sindical le quitaron el sueño de ver un mundo más justo e igualitario.
Hoy, al cumplirse un año de su asesinato, puede verse un rápido accionar de la Justicia con un juicio que comenzará el 20 de febrero del año que viene. En el mismo, se juzgará a los acusados y detenidos por el crimen, como lo son José Pedraza; su segundo Juan Carlos «Gallego» Fernández y otras ocho personas, entre ellas Cristian Favale y Gabriel Sánchez, sindicados de ser los autores de los disparos que acabaron con la vida del joven del PO.
Es por eso que esta tarde, distintas organizaciones sociales, políticas y estudiantiles marcharán a Plaza de Mayo para reclamarle al gobierno de Cristina Fernández el terminar de una vez por todas con la connivencia que tiene el gobierno nacional con la burocracia sindical, además de exigir en forma inapelable el juicio y castigo a todos los culpables del homicidio de Mariano.
Vale recordar que además de la muerte de Ferreyra, el hecho de violencia dejó a Elsa Álvarez, una mujer de 56 años, también militante del PO, dejándola sin movilidad y sin voz todavía convaleciente y en vías de recuperación por las secuelas que le dejó el accionar criminal de la patota sindical contra los empleados mercerizados y quienes apoyaban su lucha.
La complicidad en el crimen de Mariano de allegados al kirchnerismo es innegable, y más allá de los intentos comunicacionales del gobierno para desligar al oficialismo del mismo, lo que puede verse es que a pesar del discurso que se viene dando desde el poder de que no se contesta con represión la protesta social, lo que se viene observando es una brutal criminalización y judicialización de la misma, como ya se ha visto con la lucha ambiental que lleva adelante la Asamblea Ciudadana de Gualeguaychú o el pueblo de Andalgalá en defensa de la vida y en contra de la minería a cielo abierto.
Pero lo que más llama la atención es el apoyo que se ha dado desde el gobierno a la virtual tercerización de la represión que se viene viviendo en el país, y que se cobró la vida de Ferreyra, y que por obra del destino no hizo que se llevara la vida de más inocentes en las luchas que llevaron adelante los empleados del Subte, del Hospital Frances, de Kraft, los Qom en Formosa o los empleados de choferes de micros de larga distancia que no responden a la Unión Tranviario Automotor (UTA).
La CGT moyanista pasa por una de sus peores etapas en su relación con la sociedad, con dirigentes que no son confiables para la enorme mayoría de la población, y que hechos como el de Mariano Ferreyra, no hacen más que dejar en claro que de no surgir una movida de renovación en los métodos, la central obrera más grande del país va directo al vacío.
Con gran lazo sobre el gobierno nacional, la burocracia sindical, mezcla todos ellos de los grupos seguidores del camionero y de los “Gordos”, el sindicalismo argentino no hace más que romper cualquier posibilidad de alianza con los sectores medios e independientes de la sociedad, que hace mucho dejaron de creer en ellos, y se envalentonan cada día más hacia ser parte de un modelo político alejado de los trabajadores, que paulatinamente comienzan a darle la espalda y piensan en nuevos métodos de organización para combatir el régimen imperante.
Ya no quedan dudas para toda la clase dirigente, tanto oficialista como opositora, que las balas de las patotas que mataron a Mariano en la fatídica mañana de Barracas, no hacían más que defender el turbio negociado de la tercerización, que une a empresarios, a importantes funcionarios del gobierno y a los sindicalistas más poderosos del país, que se unieron todos en un negocio de cientos de miles de pesos mensuales, que son el reflejo de las privatizaciones menemistas que dejaron trabajadores cada vez más pobres, y empresarios y sindicalistas cada día más poderosos y millonarios.
La nueva moda dentro de la política nacional sería avanzar en un proceso de tercerización de la represión, “bancando” a patotas que amedrentan y amenazan a líderes opositores, tanto en los sindicatos como en cualquier otro aspecto de la vida diaria, que no hacen más que meter miedo y poner en prácticas las viejas técnicas aprendidas durante los años oscuros de la última dictadura militar, y que ya parecían olvidados para el pueblo argentino.
Mientras en el país se continúe atacando las consecuencias de años de decadencia, en vez de las causas de las mismas, la Argentina parece no tener un futuro cargado de certidumbre y confiabilidad. Si desde la Justicia y el poder político, se fomenta la impunidad para los que cometen delitos como el asesinato a mansalva de Mariano Ferreyra, la delincuencia seguirá creciendo, ya que ante la inmunidad que se les da desde el poder, los violentos ganan terreno y la sociedad vive sumergida en el miedo, la injusticia y la desesperanza.
La mayoría de estos casos tiene un denominador en común, que es la falta de respuestas que suelen tener los familiares de las víctimas de la Justicia y el poder político, que más allá de algunas declaraciones de paso ante los medios de comunicación, no hacen nada para cambiar de cuajo esta situación, sino que dejan hacer a sus fuerzas de seguridad, con el consabido resultado que hemos detallado.
Un tema lamentable que hace reflexionar a la sociedad entera sobre la necesidad imperiosa de que se produzcan cambios drásticos en el accionar de los sindicatos y partidos políticos del país, para que hechos como la muerte de Mariano no sigan existiendo, para que de esa manera la sociedad comience a transitar un camino de paz y armonía, que por estos días se encuentra totalmente ausentes.
Fuente: www.agenciacna.com