Un fango de 38 millones

Hungría se despierta de la pesadilla con 40 kilómetros de color rojo. La limpieza del vertido durará un año

En Hungría los equipos de rescate limpiaban ayer las calles de los pueblos de Kolontar y Devecser, revestidos por el lodo rojo tóxico y corrosivo, vertido el lunes al ceder una de las esquinas de las paredes de la balsa de acumulación de la fábrica de aluminio Ajkai Tomfoldgyar, situada en las inmediaciones de ambas urbes. Al mismo tiempo, intentaban reconstruir la pared del embalse que cedió y neutralizar con yeso y otros productos químicos el lodo vertido, que a través de los ríos de la zona, amenaza con llegar al Danubio, lo que provocaría una catástrofe ecológica de dimensiones europea. En el dique aún queda el 96 por ciento del lodo depositado, unos 30 millones de metros cúbicos.
El regreso a casa
Equipados con vestimentas especiales y máscaras antigás intentaban lavar con chorros de agua a alta presión las calles, aceras y las paredes de las casas y otros edificios afectados, para retirar el lodo alcalino (PH 14) y altamente corrosivo, que se origina en el refinado de bauxita para la producción de aluminio.
Los habitantes de ambas localidades que fueron evacuados el lunes o lograron escapar del fango, regresaron ayer a sus casas para recuperar algunos de sus enseres y, los más afortunados, para limpiar sus casas. Con mascarillas, botas y guantes de goma intentaban rescatar los pocos animales que sobrevivieron a la avalancha que «llegó a dos metros y medio de altura», según señaló un vecino de Kolontar. «Mi hijo que estaba en casa, logró trepar al tejado. Yo me subí a la ventana con la ayuda de mi padre que me sujetó. Pero él termino en el hospital, con graves quemaduras en las piernas», añadió para un medio informativo local. Otro vecino explicaba cómo «la avalancha mortal arremetió en pocos segundos y muchos ni siquiera pudieron reaccionar». El número de víctimas mortales asciende a cuatro personas, pero se teme por la suerte de otras seis que permanecen desparecidas. Se trata de ancianos que al parecer no lograron huir a tiempo.
Muchas casas se encuentran completamente inhabitables, con cantidades de basura de todo tipo que arrastró la riada de fango. Coches destrozados en las aceras y en los garajes, animales domésticos muertos en los patios y en los establos. En los pueblos afectados y sus alrededores, unos cuarenta kilómetros cuadrados han quedado de color rojo, cubiertos con una capa de dos a cuatro centímetros de lodo rojo.
El secretario para Medio Ambiente magiar, Zoltan Illes, dijo ayer que la limpieza de la zona durará por lo menos un año y su costo será de varias decenas de millones de euros. Hasta el momento, los daños provocados, han sido valorados por el Gobierno, en 38 millones de euros.
Bela Farkas, jefe de la compañía Tatai Kornyezetvedelmi, especializada en la recuperación de zonas contaminadas, sostiene que el área afectada podría convertirse en una superficie con apariencia similar a la que tiene el planeta Marte.
Ya en el curso del río Marcal ha desaparecido todo vestigio de vida. Según Farkas, las decenas de hectáreas contaminadas podrán ser recuperadas, sólo si se sustituye la tierra manchada. Esto significa retirar la capa superior de estos terrenos a una profundidad de entre 10 y 15 cm. y puede que sea necesario sustituir toda la vegetación de la zona que ha resultado dañada.
Evitar más contaminación
Por otra parte, la autoridad nacional para la gestión de los desastres, intenta neutralizar el lodo rojo que se ha vertido en el río Marcal, con nitrato de calcio y magnesio, para evitar la contaminación de los afluentes del Danubio, lo que irremediablemente provocaría un desastre ecológico en el segundo río más importante de Europa. El Gobierno de Budapest sostenía que posiblemente logren evitar la contaminación del Danubio. Para ello tienen una semana de tiempo. Los países del área que el Danubio atraviesa antes de desembocar en el Mar Negro, se manifestaron ayer preocupados por la posibilidad de contaminación.

Fuente: ABC