Además, hay un chaleco antimotines con cintas de cobra que al ser activadas producen un shock eléctrico y maletines que se autodestruyen en caso de caer en manos ajenas. Intendentes del Conurbano ya consultaron por estos productos.
Tal vez sienta que, ante el azote de la delincuencia, una alarma es poca cosa. Es el último recurso de un hombre indefenso. Lo máximo que puede esperar de ella es espantar a los ladrones. Darles, si son de corazón delicado, un buen susto. Pero lo que usted quiere es más acción. Enviarles, de algún modo, un mensaje. Algo, por decirlo así, picante.
Aunque no lo crea, ese es precisamente el lema de ATA: Sistemas Tecnológicos Avanzados Incorporados, una compañía con base en Orlando, Estados Unidos, y sedes por todo el planeta, que se dedican no sólo a espantar ladrones, sino también a repelerlos, utilizando niebla, humo y, sobre todo, una buena dosis de gas pimienta. Se los llama sistemas de seguridad inteligentes, o, en la jerga de inteligencia, alarmas de reacción, y acaban de hacer su desembarco en la Argentina. En la compañía, anuncian que sus productos los usan desde los gobiernos de México, Puerto Rico y República Dominicana hasta el Estado de Singapur y la Casa Blanca. En bancos de San Pablo, en relojerías de Israel, en compañías eléctricas de Florida, las cámaras de seguridad ya dieron cuenta del efecto de sus alarmas repelentes, videos que la gente de ATA disfruta mostrando a sus distribuidores.
La empresa se propone elevar el nivel de complejidad de los dispositivos, para reducir así los gastos del personal de seguridad. La idea proviene de un ingeniero electrónico norteamericano recibido en 2000 en la Universidad de Nueva York, un hombre del cual, no figuran datos en la Web excepto un perfil en la red laboral Linkedin, un experto llamado William Rente-Rams. Él empezó ideando un sistema de seguridad de automóviles de alta gama que, al día de hoy, parece sacado de una película de James Bond: ante el ataque de los delincuentes, Rente-Rams concibió dos bocas pequeñas a ambos lados de las puertas delanteras que, activadas por el conductor, expulsan gas pimienta. Los resultados, se los puede imaginar. De autos pasaron a instalarlos en camiones blindados y luego, se ampliaron a todos los rubros habidos y por haber.
“Ya recibimos las primeras consultas de algunos intendentes del Conurbano y de agencias de seguridad”, se entusiasma Mario Martínez, el hombre que comercializa los productos de ATA en nuestro país. “Somos pioneros en esto, así que confiamos en que nos va a ir bien en la Argentina.”
El SmartCase, es el primer portafolio inteligente que, no sólo se autodestruye llegado el momento, además contiene sirenas y una descarga eléctrica similar al shock de una picana, explican en la compañía. Ahora bien, ¿y cómo sabe el portafolio que electrificará a la persona indicada y no a un pobre samaritano que lo encontró perdido por casualidad –si lo ve desde afuera, parece un maletín como cualquier otro–? “La descarga sólo se activa cuando tratan de abrir el maletín”, advierte Martínez. “Además, antes te previene con una sirena y, segundos después, se activa la descarga. Por si fuera poco, posee un tinte que permite borrar toda la documentación que tiene. Y si todo eso no le basta, se autodestruye.”
También la compañía lanzó al mercado la Dragon Skin, el primer chaleco antimotines que emite shocks eléctricos gracias a un pulsador interno que ayuda a que nadie sea tomado de rehén. Otro producto que pusieron a la venta es la S902, el primer sistema de alarma que, en lugar de sirena emite una cortina de niebla. Ideal, dicen los fabricantes, para comercios. Ahora bien, llegado el momento, ¿cómo sale el delincuente de ahí? ¿No es mejor repelerlo y proteger el lugar, que envolverlo y cercarlo en la escena del delito? “Bueno –explica Martínez– se supone que uno tiene memoria de volver sobre sus pasos y salir por donde entró. Excepto, claro, que haya ingresado en zigzag.” Si lo inquieta la escena de regresar a su casa y encontrar al maleante en su dormitorio envuelto en espesa niebla londinense, siempre puede combinarlo con el dispositivo de la AS1301, la alarma que incluye un suministro de gas pimienta. Si el ladrón no encuentra la salida, quédese tranquilo: va a crear una nueva.< Fuente: Tiempo El Argentino