El 47° coloquio de IDEA empezó ayer con una cena en el salón Velez Sarfield del Hotel Sheraton de Mar del Plata. Antes, en el foyer de la planta baja, hubo un cóctel que sirvió a los presentes para tomar el pulso empresario.
Francisco De Narvaez muy sonriente todo el tiempo se sentó en la mesa tres. Atrás suyo, nunca se despegó el legislador Gustavo Ferrari. Una mesa más atrás estaba Paula Bertol, muy contenta con estar presente.
Daniel Scioli ingresó al salón cuando De Narvaez ya estaba sentado. Ni se cruzaron las miradas y no se saludaron para la foto. Cuando el gobernador bonaerense saludó a Ignacio de Mendiguren, el candidato del peronismo federal miraba y sonreía.
Otro muy activo fue el sindicalista Luis Barrionuevo que se abrazó con varios empresarios amigos y tiraba comentarios al pasar, siempre negativos, sobre el gobierno nacional.
El número uno de Fiat Auto Argentina, Cristiano Ratazzi, llegó y su intención era no hacer declaraciones para no molestar con títulos fuertes al CEO mundial de Fiat. Sin embargo, no pudo con su genio y conversió con los periodistas y sonrió a todos.
Scioli dio su discurso en la apertura y se fue, no se quedó para la cena. Algo que sorprendió a muchos. Jorge Pereyra de Olazábal saludaba a todos los periodistas y remarcaba el hecho de que está en la busqueda de “nuevas inversiones” europeas. Hermético, no dijo de qué empresas y para qué sectores. Su pañuelo rojo fue el tono sobresaliente.
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