Para la Justicia, el envío de mails eróticos no es prueba de adulterio

En un juicio de divorcio, una mujer dijo que su marido había sido infiel y presentó mails eróticos que intercambiaba con otra persona. Para los jueces eso fue “infidelidad virtual” porque no hubo encuentro carnal.

En tiempos de Facebook, Twitter, mails y mensajes de texto, esta noticia puede ser de suma importancia para los casados. O simplemente para tener en cuenta. La Cámara Civil determinó que “los mensajes cargados de erotismo y fantasía” que le enviaba un hombre casado a una mujer que no era su esposa representaba una especie de “infidelidad virtual, pero no adulterio” porque el coqueteo no llegó a “encuentro carnal”.

La Sala M del Tribunal de Apelaciones se expidió sobre una demanda de divorcio de un hombre contra su mujer. Pero el proceso tomó un giro inesperado cuando esta última lo contrademandó a él por “injurias graves y adulterio”. Para esa denuncia, presentó copias de mails elevados de tono para mostrar la relación de su esposo con una supuesta amante de Centroamérica, adonde habría viajado y mandado encomiendas. El hombre se desentendió del tema al decir que “nunca la conoció personalmente”. “No basta con el intercambio de palabras o mensajes cargados de erotismo y de fantasías entre los dos polos de comunicación de la red pues la infidelidad virtual, en tanto no pase a 3D, no llega a consumar el encuentro carnal que configuraría el adulterio”, dice el fallo. Y agrega: “Las expresiones de matiz amoroso que se observan en los mails pertenecen al ámbito de la autonomía privada de sus emisores”.

Anteriormente, la mujer había declarado que su esposo también le fue infiel con su hermana, quien reconoció esta relación ocurrida en el verano de 1989. Sin embargo, los camaristas Mabel De Los Santos y Fernando Posse Saguier desecharon la prueba porque luego “hubo reconciliación” en la pareja, lo que fundaron en que ambos realizaron viajes a Brasil en los años 90/91 y 92/93 y “compraron un nuevo departamento en 1994, que la propia mujer reformó y redecoró”.

Fuente: La Razón