Luego de nueve años, una nena ayudó a resolver el asesinato de su padre

Benjamín Ramírez Hidalgo era peluquero y lo mataron de dos balazos dentro de su casa. Su hija adoptiva de tres años estaba escondida en la habitación y logró ver a los atacantes. Por el crimen, están detenidos dos hermanos.

La noche del 10 de mayo de 2002, Benjamín Ramírez Hidalgo cayó muerto en el comedor de su casa, a metros de su hija, que intentaba dormir en otra habitación. Antes de acostarse en su cama, la niña, de apenas tres años, vio discutir a su padre con dos hombres. Después, sólo escuchó los estruendos que la convencieron de esconder la cabeza bajo las sábanas.
Casi una década después, la justicia de Catamarca apresó a dos hermanos acusados del crimen. Entre los testimonios claves que permitieron las detenciones, se encuentra el de la hija de la víctima.
Los fiscales Marcelo Sago y Juan Pablo Morales de la Unidad de Delitos Especiales imputaron a Ángel Omar Pérez, de 31 años, y a Andrés Darío Pérez, de 25 y menor de edad al momento del hecho, del delito de homicidio simple agravado por el uso de arma de fuego en calidad de coautores.
Según la reconstrucción de los investigadores, la última visita que recibió Hidalgo en su casa ubicada en el barrio Loteo Russo, en el norte de la ciudad, fue la de los hermanos Pérez.
La excusa era el cumpleaños del menor de ellos, que mantenía con el peluquero una relación sentimental. Sin embargo, el clima festivo se interrumpió cuando el anfitrión se negó a entregarles dinero a los jóvenes para comprar regalos y algunas bebidas. Los gritos despertaron a la hija adoptiva de Hidalgo, quien fue hasta el comedor para ver qué sucedía, aunque debió regresar de inmediato al dormitorio por orden de los tres hombres.
Lo que siguió después fue la ejecución de Hidalgo. La autopsia determinó que la causa de la muerte del ciudadano peruano de 43 años fueron dos disparos realizados desde un revólver calibre 32. El primero se alojó en la pierna derecha. El último y fatal, en el centro del pecho.
La nena no volvió a salir de su habitación hasta 12 horas después, en la tarde del día 11, cuando un vecino, preocupado por el paradero del peluquero, saltó la pared medianera e ingresó a la casa. El hombre encontró el cuerpo de Hidalgo desparramado en el piso. También a la nena, que había mojado la cama por miedo de ir hasta el baño.
Los peritos probaron que la escena del crimen estaba cerrada con llave desde adentro y que los perros de Hidalgo, según el testimonio de los vecinos, no ladraron en ningún momento. Todos los indicios, entonces, apuntaron al círculo íntimo de la víctima.
En 2009, la causa fue reactivada por el fiscal Sago, quien se propuso encontrar al único testigo ocular del hecho. El año pasado la justicia ubicó a la hija de Hidalgo, que se encontraba bajo la tutela de una amiga de su padre. Al principio, la menor se mostró “bloqueada”, pero el equipo de profesionales que la asistió logró que finalmente declarase en cámara gesell.
Además de los datos aportados por la menor, fue decisivo para la suerte de los Pérez –el mayor sería el autor material de los disparos– la declaración de un testigo, que confesó haber llevado a los hermanos en su camioneta hasta la casa del peluquero.
Ayer a la tarde, los dos sospechosos se negaron a declarar ante el fiscal por consejo de su abogado.< Fuente: Tiempo El Argentino