Tirador de Morón: condenan a un menor y la pena se conocerá cuando cumpla 18

Walter L. fue detenido en octubre del año pasado, pocos días después de la mañana trágica en la que fue asesinado Francisco Ida y resultó herido Carlos Moyano. Su defensa apelará el fallo. El móvil de los ataques es una incógnita.

En un fallo unánime, el Tribunal de Responsabilidad Penal Juvenil Nº 2 de Morón condenó a Walter L, de 17 años –denominado por los medios como el “Tirador de Morón”– por haber participado en el crimen de Francisco Alberto Ida, de 64, y de haber herido a balazos a Carlos Alberto Moyano, de 53. La pena sería de cuatro a 12 años y medio de prisión, por los delitos de homicidio y homicidio en grado de tentativa, pero la justicia recién lo resolverá cuando el imputado cumpla 18 años, en mayo de 2012.
Los hechos por los que fue condenado ocurrieron el domingo 31 de octubre del año pasado entre las 7:30 y las 7:50. Según las pruebas valoradas por los jueces Claudio José Chaminade, Marianela Tschiffely y Mario Daniel Gómez, Walter L. conducía el Fiat Uno blanco que interceptó en la esquina de Santa María de Oro y Espronceda, en Castelar, a Moyano, quien iba a su casa en bicicleta. Del lado del acompañante, se bajó “un joven de pelo castaño –según relató la víctima–, tez blanca, cejas finas, nariz puteaguda, vestido con una campera blanca con capucha de algodón” que le disparó cuatro veces sin mediar palabra desde unos siete metros de distancia. Moyano recibió tres balazos y estuvo internado más de dos meses.
Minutos más tarde, sobre la calle Sucre casi en la esquina de Entre Ríos, en Morón, Francisco Ida fue baleado de la misma manera que Moyano. Rápidamente, al lugar llegó su mujer, Alicia Agustina Rimoldi, a quien le alcanzó a balbucear: “Fue un coche blanco en contramano que me tiró un tiro en el pecho.” Casi un mes después, el 27 de noviembre, Ida murió en el hospital de Morón.
El testimonio que terminó por torcer el destino de Walter fue el de un comerciante de las inmediaciones. El testigo vio un Fiat Uno que se movilizaba a alta velocidad sobre la calle Sucre intentando tomar la Avenida Yrigoyen. Le pareció sospechoso, tomó registro de la patente y fijó su vista en el joven que estaba al volante. Según relató en el juicio, el comerciante se enteró de todo al mediodía y ató cabos. De manera espontánea se presentó a declarar y hasta realizó un identikit del conductor.
Walter L. había sido demorado por la policía tres días antes del hecho porque iba en un remís junto a otros chicos que portaban un arma. Pero días después del resonante caso del “Tirador de Morón”, recibió una citación de la comisaría de Gervasio Pavón donde se presentó con su mamá, Maricel Pereyra, y quedó detenido. El comerciante, testigo clave para la causa, lo reconoció sin dudarlo y por eso aún hoy está preso. Esta maniobra siempre fue criticada por la familia del joven que el martes próximo, a través de su abogado Ignacio Francisco De Franco, apelará la medida ante la Cámara de de Apelaciones y Garantías de Morón.
Por un lado, los diferentes testigos que desfilaron el 27 de septiembre pasado por la sala de debate indicaron que las víctimas no fueron asaltadas: Moyano tenía 400 pesos en su billetera, el celular y la mochila con ropa de trabajo; en tanto, Ida tenía en su poder la llave de su casa y diez pesos con lo que iba a comprar el diario. Pero la fiscalía tampoco pudo demostrar que el ataque haya sido motivado por placer, por lo que el móvil sigue siendo una incógnita.
Maricel Pereyra ayer salió de los Tribunales de Morón con la cabeza baja, apoyada en un reducido grupo de familiares. “No confío más en la justicia, perdí mis esperanzas, Walter está contenido por su familia, lo vamos a ver todas las semanas pero él tiene que estar en casa”, dijo a Tiempo Argentino. < Fuente: El Argentino