En su discurso en el plenario de cierre, el Gobierno dijo que normalizará «paso a paso» su relación con la comunidad financiera mundial. WASHINGTON.- El Gobierno expresó ayer su intención de normalizar «paso a paso» su relación con la comunidad financiera en general y con el Fondo Monetario Internacional (FMI) en particular, con la revisión del sistema bancario argentino en 2012, pero sin comprometerse aún a la revisión de sus cuentas públicas, demorada desde 2007.
En el discurso del plenario de cierre de la asamblea anual del FMI que se desarrolló en esta ciudad, el Gobierno afirmó que es incorrecto decir, como indicó el organismo multilateral esta semana, que la economía esté recalentada. El mensaje, presentado por el presidente del Banco Central de Chile, José de Gregorio, en nombre del Ministerio de Economía argentino, detalló los avances para mejorar las relaciones con la comunidad y con los organismos financieros, aunque reiteró cifras de crecimiento económico y mejora social que están en duda y no precisó ningún compromiso explícito para cambiarlas en el corto plazo.
«La Argentina tiene la clara intención de avanzar paso a paso en la recuperación de una relación normal con la comunidad internacional y el FMI», se indicó, pese a los continuos discursos críticos del candidato a vicepresidente, Amado Boudou, contra este cuestionado organismo.
En primer término, se recordó, el Gobierno avanzó en un acuerdo con el Fondo para la construcción de un nuevo índice de precios al consumidor, y dos misiones ya estuvieron en el país para trabajar en ese sentido. Esta semana, el FMI endureció sus críticas a los datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) sospechados de manipulación desde 2007, por la inflación y el PBI, y aclaró que usará cifras provinciales y privadas hasta que no existan números oficiales confiables.
De hecho, ayer en el mensaje, el Gobierno destacó los ocho años de crecimiento consecutivos registrados desde 2003 e incluyó un alza del 1% para 2009, en plena recesión mundial, cuando la mayoría de los analistas calcula que se registró una caída cercana al 3% en el PBI.
En el camino de la «normalización», el Gobierno anticipó que en 2012 cumplirá con el examen del sector financiero (FSAP, según su sigla en inglés) que no se realizó en los últimos años. En cambio, no hubo mención a la falta de revisión anual de las cuentas públicas en el marco del artículo IV, que no se realiza desde 2007 y que cumple el resto de los países del G-20.
Por otra parte, se destacó el compromiso de la Argentina con los programas del FMI referidos a la reducción de la pobreza y la sanción de leyes en el Congreso para combatir el lavado de dinero, luego de la presión del Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI), que puso en una «lista gris» al país. «Hay un equipo y un programa para cumplir», en este tema, se precisó.
Por otra parte, en el discurso las autoridades económicas reiteraron el rechazo a la categorización de la Argentina como una economía recalentada. «Países como la Argentina, con un 80% de utilización de su capacidad de producción y un 7% de desempleo y altos índices de inversión no deberían ser considerados sobrecalentados», subrayaron.
En cualquier caso, el riesgo que presenta la Argentina «no es del mismo nivel que las altas tasas de endeudamiento, escaso crecimiento y alto desempleo» de los países avanzados. Fuentes de la delegación argentina consideraron, en diálogo con La Nacion, un «disparate criticar al país por su presunto recalentamiento a raíz de su baja en el nivel de desempleo y por su tasa de endeudamiento financiero, cuando el nivel de crédito no llega al 12% del PBI». Las críticas al FMI son compartidas por la mayoría de los países emergentes, que consideran que el organismo ahora conducido por Christine Lagarde no hizo los esfuerzos suficientes para exhibir un liderazgo ágil y un diagnóstico adecuado para revertir el recrudecimiento de la crisis global, al insistir en políticas de ajuste fiscal que sólo empeoran la recesión en las economías avanzadas.
Anteayer, Boudou optó por elogiar a la ejecutiva francesa y criticar al staff del FMI, en una táctica que ya había repetido en el pasado, con la intención de mantener relaciones políticamente correctas para evitar sanciones en el board por la controversia en torno de las estadísticas y para avanzar en el dilatado acuerdo de la deuda impaga al Club de París.
En el comunicado de cierre de la asamblea, el comité monetario y financiero del FMI advirtió que «la economía global ingresó en una fase peligrosa» que requiere coordinación y vigilancia entre todos los países; además, se destacó la «determinación de los miembros de la eurozona para hacer lo necesario para resolver su crisis». Una vez más, se subrayó la importancia de los emergentes para sostener el crecimiento frente a la crisis de los avanzados desde 2007, aunque se reiteró la importancia de que mantengan su política macroeconómica en orden. Sin lograr demasiados avances concretos para enfrentar esta etapa superior de la crisis, los ministros de todo el mundo se despidieron hasta la próxima reunión del Fondo, en abril de 2012.
LA AGENDA, A PURO SILENCIO Y MISTERIO
La actividad del ministro Amado Boudou y del viceministro Roberto Feletti transcurrió en silencio pese a las constantes consultas de La Nacion sobre la agenda y el contenido de las reuniones de los funcionarios. Todo a pesar de contar con sendos voceros de prensa.
Fuente: lanacion.com