Horacio García Belsunce y Binello pidieron sus absoluciones

En una nueva jornada de alegatos en el juicio por encubrimiento del crimen de María Marta García Belsunce, los abogados defensores de Horacio García Belsunce (h) y Sergio Binello solicitaron sus absoluciones. Según consideraron, sus defendidos no quisieron encubrir un asesinato ya que pensaban que la víctima había muerto en un accidente. El proceso seguirá el lunes con el último alegato pendiente, el de los abogados Alejandro Novak y Eugenio Blando, defensores de Guillermo Bártoli.

Las defensas de Horacio García Belsunce (h) y Sergio Binello solicitaron ayer sus absoluciones, al sostener que jamás quisieron encubrir con sus acciones un crimen que no conocían ya que pensaban que María Marta García Belsunce había muerto en un accidente.

En el caso de Horacio, quien rompió en llanto al término del alegato y se abrazó con su defensor, incluso renunció a la posibilidad que le da el Código Penal de quedar exento del encubrimiento por ser cuñado del único condenado por el crimen para la Justicia, Carlos Carrascosa.

«He discutido con mi cliente sobre este punto pero me dijo: ‘Es mi hermana la víctima en esta causa, no puedo hacerlo’», afirmó el abogado Adrián Murcho al dejar entrever el convencimiento que tiene su cliente de la inocencia de Carrascosa en la causa.

Murcho también aclaró ante el Tribunal Oral en lo Criminal 1 de San Isidro que sólo pedía la absolución de Horacio y no solicitaba subsidiariamente una pena mínima o en suspenso porque para su cliente «una pena mínima es lo mismo que los seis años de prisión» pedidos el lunes por la fiscalía.

El abogado inició su alegato explicando que Horacio debía ser absuelto básicamente porque un encubridor debe conocer previamente el delito que va a encubrir y cuando realizó las dos acciones que le endilga la fiscalía -participar de la decisión de tirar la «bala-pituto» y llamar a un comisario para que no intervenga la policía-, no sabía que la muerte de su hermana había sido un homicidio.

«Horacio no conoció la real causa de la muerte de su hermana hasta el 2 de diciembre de 2002 por la noche cuando se enteró del resultado de la autopsia, donde se estableció que tenía cinco proyectiles en la cabeza», señaló el letrado.

Asimismo, Murcho sostuvo que en los cuatro meses que duró el juicio no hubo un solo testigo ni prueba que acreditara que la noche del 27 de octubre de 2002, ante su arribo a la casa de su hermana fallecida, alguien le haya dicho a Horacio: «Matamos o mataron a María Marta, hay que encubrir».

Murcho sostuvo que «la única mente macabra» capaz de pensar que eso pasó entre los familiares fue la del fiscal original del caso, Diego Molina Pico, sobre quien dijo que «superó a Maquiavelo» con su requerimiento de elevación a juicio, pieza de la causa a la que comparó con una «película hollywoodense».

Sobre la participación de Horacio en la decisión de arrojar la pieza metálica que estaba debajo del cuerpo de María Marta y su propio cliente confundió y bautizó como «un pituto» sujetador de estantes, Murcho sostuvo que éste «no sabía que era una bala».

Además, recordó que fue el propio Horacio quien en su primera declaración ante Molina Pico, le contó al propio fiscal instructor sobre el hallazgo de esa pieza y que su hermanastro John Hurtig había sido quien la arrojó al inodoro.

«Quien encubre no avisa y tanto Horacio como John le contaron al fiscal lo que hicieron con ese trozo de metal y gracias a ellos se encontró», dijo el abogado.

Sobre la llamada al comisario Ángel Casafús para que le «sacara a la policía de encima», Murcho aseguró que no tuvo como intención evitar el accionar de la Justicia sino que la policía tuviera consideración con el dolor que vivía la familia en ese momento.

Murcho atacó la declaración testimonial de Casafús afirmando que era «un mentiroso» que «acomodó su versión» para no quedar comprometido en la causa.

El abogado explicó que Casafús debió haber dado intervención policial cuando Horacio lo llamó por primera vez a las 22.04 de aquel 27 de octubre de 2002 al enterarse de que los guardias del country informaban que venía un patrullero y no, como finalmente lo hizo, recién el 28 a la mañana cuando su cliente volvió a llamarlo para pedirle un forense.

Pero Murcho también afirmó, como también lo hizo en su alegato la defensa de Binello, que en el juicio se acreditó por los videos de las cámaras de seguridad y por testimonios que nunca se envió ni llegó a Carmel un patrullero por la muerte de María Marta.

Incluso, Murcho dijo que «el famoso ‘sacame a la policía de encima’ no le sirvió mucho a Horacio» porque quienes justamente llegaron a Carmel la mañana del 28 por los llamados de su cliente a Casafús fueron el propio fiscal de turno, Molina Pico, y el entonces jefe de la DDI de San Isidro, Aníbal Degastaldi.

Antes que Murcho, alegaron los tres defensores del imputado Binello, Carlos Caride Fitte, Nicolás Corletto y Mariano Grondona -nieto del periodista y abogado homónimo-.

También solicitaron la absolución del amigo del matrimonio Carrascosa-García Belsunce al afirmar que nunca pudo haber «parado» a un patrullero que jamás se acreditó que llegó al country Carmel de Pilar.

El juicio pasó a un cuarto intermedio hasta el lunes a las 10, cuando los jueces María Elena Márquez, Alberto Ortolani y Ariel Introzzi Truglia escucharán el último alegato pendiente, el de los abogados Alejandro Novak y Eugenio Blando, defensores del cuñado Guillermo Bártoli.

Fuente: InfoRegión