Presidente yemení vuelve a su país y pide una tregua

El cuestionado presidente de Yemen, Alí Abdalá Saleh, regresó a su país tras una ausencia de más de tres meses, y llamó en vano a una tregua en los combates entre sus partidarios y sus detractores en la capital Saná, que causaron este viernes veinte muertos.
«El presidente llama a todas las partes políticas y militares a un alto el fuego», indicó la agencia oficial Saba. Según el jefe del Estado, «no hay más solución que el diálogo y las negociaciones para poner fin al derramamiento de sangre y llegar a una solución».
La situación se calmó momentáneamente por la tarde en Saná, pero después se reanudaron los combates entre los partidarios de Saleh y los militares que se pasaron al movimiento contra el régimen.
Los combates tenían lugar en el centro de Saná y también en el barrio de Al Hasaba, en el norte de la ciudad, entre tribus que mantienen posiciones opuestas en el conflicto. Según la oposición, este viernes murieron 20 personas en la capital.
En total, 115 personas murieron desde que se reanudaron el domingo los enfrentamientos entre partidarios y opositores de Saleh, según fuentes médicas y cercanas a los beligerantes.
Estados Unidos llamó al presidente a «emprender una transición completa», y a organizar una elección presidencial «antes de fin de año». Además condenó «el uso de la fuerza» contra los manifestantes.
Francia pidió al presidente yemení, en el poder desde 1978, que emprenda rápidamente el plan de salida de crisis propuesto por las monarquías del Golfo.
Este plan prevé la formación de un gobierno de unidad con participación de la oposición, la dimisión un mes más tarde de Saleh a cambio de inmunidad para él y sus allegados, y la celebración de elecciones presidenciales en 60 días.
Confrontado desde enero a una revuelta, acusado de corrupción y nepotismo, Saleh regresó de Arabia Saudita, donde había sido hospitalizado tras resultar herido en un ataque contra su palacio en Saná el 3 de junio pasado.
«Ha vuelto a Saná para poner orden en la casa y preparar elecciones», declaró a la AFP un alto funcionario saudí, que añadió que luego tendrá que «partir», sin dar más precisiones.
El jefe de Estado se había estado recuperando en Riad tras su salida a inicios de agosto del hospital militar saudí donde era atendido desde el 4 de junio por heridas y quemaduras.
Había aparecido en televisión por primera vez el 7 de julio, con el rostro quemado, cubierto de vendas.
Varios altos responsables del país, entre ellos el primer ministro, resultaron heridos en el ataque del palacio, que causó 11 muertos.
Este viernes al mediodía, decenas de miles de personas se manifestaron junto a la plaza del Cambio, epicentro de las protestas en la capital, donde se colocaron los féretros de 40 personas muertas en los combates.
«El pueblo quiere que el carnicero sea llevado ante la justicia», repetían.
Por su lado, miles de partidarios del jefe de Estado se reunieron cerca del palacio presidencial para rezar por 21 militares, cuyos féretros fueron expuestos, y gritaron eslóganes a la gloria de Saleh.
Yemen está en «una encrucijada muy peligrosa y sensible», dijo la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la ONU, Navi Pillay, tras la ola de violencia que estalló el domingo cuando los pro Saleh dispararon contra manifestantes en la capital.
Unos yemeníes celebran este viernes 23 de septiembre en Saná el inesperado regreso de su presidente, Alí Abdalá Saleh, que se recuperaba de sus heridas en Arabia Saudí.
Dos imágenes del presidente yemení, Alí Abdalá Saleh: arriba, en un mitin favorable a su régimen el 15 de abril de 2011 en Saná, y abajo, en un vídeo difundido por la televisión estatal desde Riad el 7 de julio, en su primera aparición tras haber resultado herido por una explosión en su palacio.
AFP