La presidente de Brasil, Dilma Rousseff, abrió en Nueva York la 66ª Asamblea General de la ONU. «La crisis económica puede transformarse en una grave ruptura política y social», advirtió en su discurso.
Tradicionalmente Brasil abre las sesiones del órgano de mayor representación de la ONU y, en esta oportunidad, es una jornada histórica, ya que será la primera vez que las primeras palabras sean pronunciadas por una mujer.
Por primera vez «una vos femenina inaugura el debate, es la voz de la democracia y de la igualdad resonando desde un podio comprometido con la representación del mundo. Con profunda humildad, pero con orgullo, vivo este momento y comparto esta emoción con todas las mujeres», aseguró la presidente de Brasil. «Éste es el siglo de las mujeres. Palabras como vida y alma tienen género femenino en portugués», agregó.
«Enfrentamos una crisis económica, si no la superamos, será una fuente de grandes perturbaciones políticas y sociales, que causaría desbalances entre naciones. El destino del mundo está de las manos de todos. O trabajamos mancomunadamente o todos saldremos perdedores», afirmó.
La mandataria declaró que la crisis actual es muy grave como para que recaiga en las manos de pocos países. «Como todos sufrimos las consecuencias, todos tenemos derecho a ser parte de las búsquedas de soluciones».
Y detalló que buena parte del mundo aún no encontró balance entre ajuste fiscal y la forma de estimular la demanda, por lo que se vieron «atrapados» en esta situación. «El reto que presenta la crisis consiste en reemplazar teorías obsoletas con nuevas propuestas. Muchos gobiernos sufren de desempleo y enfrentan el lado más oscuro de la crisis».
Brasil, como nación emergente, se vio afectada en menor medida, según afirmó Rousseff. «Nuestra capacidad de aguantar la crisis no es ilimitada. Necesitamos muestras de coherencia y coordinación», dijo.
Hay que evitar la manipulación de las tasas cambiarias e incluir a las naciones emergentes en la coordinación, «ya que somos el motor de la economía mundial», apuntó. La mandataria pidió tomar medidas de precaución para fortalecer los mercados internos con innovación. «Brasil dice hace tres años que tenemos que enfrentar las consecuencias de la inestabilidad global», agregó.
La brasileña también se refirió a los acontecimientos e el mundo árabe: «Brasil simpatiza con los deseos del pueblo árabe, con sus principios universales como la libertad. La ONU debe ayudar a esas sociedades que reclaman reformas. Repudiamos la represión contra poblaciones civiles, pero la última opción debe ser la militar».
Rousseff aprovechó la oportunidad para pedir que se concrete la reforma del Consejo de Seguridad. «La mayor representación se vuelve apremiante. El mundo necesita un Consejo que refleje la realidad contemporánea. Brasil está listo para asumir esta responsabilidad como miembro permanente». Hemos vivido en paz con nuestros vecinos por más de 140 años. Fomentamos la integración regional. Somos un motor de paz y prosperidad en la región e, incluso, fuera de la región».
Sobre uno de los temas más importantes de la sesión, Rousseff también se pronunció: «Lamento no poder saludar a Palestina como miembro pleno de las Naciones Unidas. Nosotros creemos que ha llegado el momento de que Palestina tenga plena representación en esta Asamblea. Una nación palestina libre y soberana, junto con las necesidades legítimas de Israel, es imperativa».
Finalmente, declaró que como mujer «que fue torturada en prisión» es consciente de los valores que deben inspirar al mundo. «Me siento honrada de ser la primera oradora».
Fuente: infobae.com