Guatemala, sep (PL) A las 12:00 hora local cerró ayer por ley en Guatemala la campaña electoral y aún la mayoría de los ciudadanos se pregunta cuáles son los puntos concretos en las innumerables promesas de los candidatos.
En los meses transcurridos desde el comienzo autorizado del proselitismo, el 2 de mayo, sobre todo los 10 aspirantes a la presidencia formularon muchos compromisos en actos, spots televisivos y radiales, y en todo tipo de propaganda.
Cambio fue la palabra de orden de todos sin excepción, con diversos matices pero con el mismo sentido de transformar Guatemala, aunque sin especificar cómo lo harán.
Hablaron de acabar con la pobreza y la inseguridad, los dos males más aborrecidos por la sociedad, mas faltó el cómo emprenderán acciones, y cuáles serán, para arrancarlos desde sus mismas raíces.
Quien encabeza las encuestas de intención de votos, el candidato Otto Pérez Molina, del Partido Patriota, enarboló la frase mano dura como lema para combatir la violencia de alarmantes proporciones imperante en el país.
El general retirado, sin embargo, nunca explicó a qué se refería con ello, y abundan quienes expresan temor por lo que deparará el futuro con un militar en el poder, como para recordar un pasado trágico en la historia nacional.
Manuel Baldizón, de Libertad Democrática Renovada y segundo en los sondeos, se compromete en ese tema a poner en práctica la pena de muerte -instaurada pero congelada hace años- inmediatamente después de su eventual toma de posesión, el 14 de enero de 2012.
Ese es un punto concreto, pero a nadie convence como solución al problema.
También está Eduardo Suger, quien con Compromiso, Renovación y Orden busca por tercera vez el cargo (con tres partidos diferentes), a continuación en las encuestas pero con pocas posibilidades de desplazar a Baldizón para una segunda vuelta.
Suger centró sus arengas en los supuestos beneficios de su eventual gobierno a favor de los programas sociales en curso, pero además optimizarlos y lograr su transparencia para que lleguen a los más necesitados.
Eso de mantener y mejorar los proyectos sociales emprendidos por la actual administración del presidente Álvaro Colom fue común denominador entre la mayoría de los candidatos.
Un discurso algo distinto fue el de la postulada por la alianza de izquierda Frente Amplio, la Premio Nobel de la Paz 1992 Rigoberta Menchú.
La líder indígena dijo estar convencida cómo en Guatemala existen las condiciones para vencer las carencias que propician la injusticia.
Para ello propone un modelo económico de bienestar, equidad, reducción de la pobreza y justa atención al ser humano, la promoción de una ley de desarrollo rural integral y otra de seguridad alimentaria nutricional.
El tiempo terminó para los candidatos, ya no podrán abrir más la boca hasta después de efectuado el sufragio este domingo, y si lo hacen incurrirán en una violación de la Ley Electoral y de Partidos Políticos.
Pero la propaganda no termina, porque nadie apuesta por un triunfo en primera vuelta, para el cual es necesario la mitad más una de las boletas positivas, y hacia una segunda ronda dos aspirantes volverán por sus fueros en eso de captar adeptos.