El primer borrador del nuevo técnico de la selección argentina dejó algunas sorpresas y mostró variantes respecto de la idea que plasmó en Estudiantes. Con más recursos, parece inclinarse por un equipo con mucha vocación ofensiva
Fue recién un primer entrenamiento de cara a un amistoso sin mayores compromisos más que el de dar un paso inicial seguro, para empezar a espantar rápido los fantasmas que desde hace tiempo no dejan tranquila a la selección argentina, y que protagonizaron un capítulo reciente en casa, enla Copa América, cuyo catastrófico resultado le abrió precisamente a Alejandro Sabella la puerta más grande de su carrera como entrenador.
El nuevo conductor paró ayer, en Calcuta, un equipo que dejó algunas sorpresas y muy clara la idea de que él está dispuesto a adaptarse a los jugadores en lugar de imponer un sistema inflexible. De hecho, lo graficó en dos conceptos durante la conferencia de prensa: por un lado, aseguró que «no hay un sistema Sabella»; por el otro, admitió que le encantaría «tener a Xavi, Messi e Iniesta» en su equipo.
Nos los tiene, pero en este primer bosquejo «Pachorra» hizo una apuesta más a la creatividad que al equilibrio, esa palabra que con la que ganó reputación en Estudiantes. Allí donde, por cierto, en varias oportunidades, ante ausencias individuales no tuvo reparos en modificar su dibujo, aunque fue el 4-4-2 con el que se consagró campeón de América.
El de hoy en la Selección es un 4-3-3 bien definido, parecido al de Diego Maradona en el Mundial 2010, aunque con diferencias en el fondo: pese a los regresos de Martín Demichelis y Nicolás Otamendi, Sabella tiene dos laterales puros como Pablo Zabaleta y Marcos Rojo, y no una línea estática de cuatro centrales.
Las semejanzas aparecen en mediocampo y ataque, con Javier Mascherano como estandarte de la recuperación, rodeado de asistidores como Ricky Álvarez y Lucho González (en Sudáfrica fueron, en principio, Jonás Gutiérrez y Juan Sebastián Verón). Lionel Messi, Gonzalo Higuain y Ángel Di María completan el tridente de ataque (el único cambio respecto a Diego es el de «Fideo» por Carlos Tevez).
«El Pincha» de Sabella cortaba y armaba juego desde Rodrigo Braña, Leandro Benítez y un Verón retrasado, con dos puntas definidas que podían ser Mauro Boselli y Gastón Fernández o Juan Manuel Salgueiro. Cuando «La Bruja» vuelva a la Selecciónquizá pueda ocupar un lugar cerca del «5», o bien retirado hacia la derecha; en cambio, más difícil será adaptar -eventualmente- a Juan Román Riquelme a alguno de esos puestos, con lo que definitivamente debería cambiar la disposición táctica.
Un desafío será no desmantelar la retaguardia, teniendo en cuenta que formó un equipo con muchos jugadores de vocación ofensiva. Tras la eliminación de Argentina en los cuartos de final de la Copadel Mundo, a Maradona se lo acusó de armar un equipo «partido» entre defensa y ataque. Será importante, entonces, no sólo la capacidad de retroceso de los mediocampistas por las bandas (se supone que Lucho puede hacer ese recorrido mejor que Ricky) sino que toda la última línea defienda más adelantada, para pensar un equipo más corto y compacto.
El primer escollo será Venezuela y ya sabe Argentina que, camino a las eliminatorias, no tiene tiempo para perder y que a nadie puede subestimar. Sin ir más lejos, su rival finalizó cuarto enla CopaAméricay evidenció un recambio interesante, un aire fresco que no tuvo la albiceleste, eliminada en cuartos. Agobiada por sus propios fantasmas a los que hoy necesita ahuyentar.
Fuente: Infobae