Festejo completo

Lucía como en sus mejores noches La Bombonera. Aunque el tiempo no ayudaba, por el frío y una persistente llovizna que no aflojó a lo largo de los noventa minutos, la gente colmó el estadio y alentó todo el partido. Y hay que decir que hubo festejo de principio a fin. Antes de que empezara a rodar la pelota todas las dedicatorias fueron para River, el clásico rival caído en desgracia por el descenso.

Y en honor a la verdad hay que decir que cuando comenzó el encuentro también, aunque matizadas por el aliento genuino para el equipo y el reconocimiento a lo que fue sin dudas unas de las mejores actuaciones de Boca de los últimos tiempos.

El xeneize se impuso con justicia, fue más durante todo el partido y por momentos mostró una superioridad abrumadora sobre el rival. Tuvo rendimientos muy buenos en Riquelme, en Viatri, en Somoza, en Clemente y en Erviti, quien tal vez haya jugado su mejor partido con la camiseta de Boca.

Pero atención: todo se le facilitó ante un rival recién ascendido como Unión, que a los 50 segundos ya perdía 1 a 0, que mostró muchas limitaciones para salir del fondo con la pelota dominada y que nunca puso en aprietos a Orion, salvo algunos pasajes del segundo tiempo en el que el local sacó el pie del acelerador. De todos modos, cuesta encontrar una jugada clara de gol en el arco del conjunto de La Ribera.

Está claro que será difícil que los de Julio César Falcioni se vuelvan a encontrar con un rival que les de tantas ventajas. En la previa, Frank Kudelka, DT del Tatengue, había dicho que Boca era «dependiente de Riquelme». Una verdad absoluta. La pregunta es: ¿por qué hicieron tan poco para controlarlo?

El 10 se movió con mucha libertad, y por la banda izquierda, junto con Clemente Rodríguez, fue una pesadilla para la defensa visitante. El lateral subió al ataque una decena de veces, y en la mayoría fue asistido con pases magistrales por el enganche. Clemente se mandaba como el Roberto Carlos de los mejores tiempos, pero terminaba las jugadas como el Clemente de los últimos tiempos.

En parte por eso, en parte porque al equipo le faltó la puntada final en la última jugada, en parte porque Bologna tuvo una par de tapadas excelentes, Boca recién aseguró el resultado a los 35 de la segunda mitad, otra vez con Viatri. Enseguida, empezaron a entrar las que antes se habían ido afuera: Riquelme la puso como con la mano al lado de un palo y Colazo sacudió la red con un remate muy fuerte desde el borde del área que dejó a Bologna sin chances.

Boca tiene todavía mucho para mejorar. Y habrá que ver cómo responde esta defensa ante equipos que la ataquen de verdad, cómo se las arregla Riquelme para jugar con más marca, cómo se las rebuscará el equipo cuando el resultado tarde en llegar y no se salga ganando desde el vestuario…

Mientras tanto, y tras una semana difícil por el famoso «Plan B» que lanzó el inoportuno Juan Carlos Crespi, hay tiempo para disfrutar por la goleada, por la vuelta al triunfo, por haber mantenido por segundo partido seguido el arco invicto… y por tener a River descendido y debutando en la B Nacional.

Fuente: ESPN