Aprobaron un plan para salvar a la Richmond y sigue la polémica

Se sancionó una ley que declara al bar Patrimonio Cultural de la Ciudad y amplía su resguardo. Pero eso no impide que se venda. Un grupo inversor tenía pensado construir allí un negocio de ropa deportiva Nike.

La confitería Richmond, Bar Notable de la Ciudad, no merecía un final así, bajo la sombras de la desidia. Hasta el miércoles a la noche, parecía un hecho su venta a un grupo inversor que quería construir un negocio de ropa deportiva Nike. Pero ayer esto se puso en duda. La Legislatura porteña aprobó un proyecto de ley que declara a la confitería como sitio histórico y amplía su resguardo arquitectónico. Así y todo, la posibilidad de que cambie de rubro sigue en el centro de la polémica.

La norma, que fue consensuada entre los legisladores Darío Epstein, María José Lubertino y Gabriela Alegre, declara Patrimonio Cultural de la Ciudad de Buenos Aires a la Richmond “por sus características históricas, arquitectónicas, artísticas y urbanísticas”. Además, se colocará una placa de mármol en la fachada con la leyenda: “Confitería Richmond. Declarada Patrimonio Cultural de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Por su valor simbólico e identificatorio en la Ciudad”. Resulta que el café se convirtió desde su apertura en centro de reunión, reflexión y debate del emblemático Grupo Florida, integrado por Jorge Luis Borges, Oliverio Girondo, Leopoldo Marechal y Eduardo González Lanuza, entre otros.

Mónica Capano, secretaria de la Comisión de Preservación del Patrimonio Histórico de la Ciudad, explicó que el lugar estaba protegido por la ley 2.548, por el cual no se podía cambiar ni alterar su fachada. Pero esa norma no lo protegía de su cierre y de su posible cambio de rubro, lo que finalmente se discutió ayer entre los diferentes bloques.

Ahora, si el dueño quiere vender el local, deberá tener el visto bueno del Ministerio de Cultura porteño. Sin embargo, quedaron temas por debatir. Por ejemplo, cómo y quién compensará económicamente a sus dueños en caso de que la venta no se concrete. El debate continuará…

Fuente:La Razón