Desde el 10 de diciembre de 2007, cuando asumió Cristina Fernández la presidencia, la cantidad circulante de billetes de $100 se duplicó, al pasar de $582,3 millones a $1.283 millones. Sólo en los últimos meses, el Banco Central pasó de inyectar 35 millones de billetes de $100 en abril-mayo a imprimir 116 millones durante junio- julio.
El billete más grande del país sufrió durante los últimos cuatro años el mayor deterioro en su poder de compra desde que emergió, hace exactamente 20 años, en la economía local. Pero acentuó aún más su debacle durante 2011 por el fuerte incremento en el costo de vida y el ascenso nominal de los salarios, lo que obligó al Banco Central a acelerar el ritmo de impresión de moneda. El organismo pasó de inyectar 35 millones de billetes de máxima denominación durante el bimestre abril-mayo a imprimir 116 millones (más del triple) durante el período de junio- julio, destaca hoy el diario El Cronista.com.
El avance no tuvo precedentes en estas últimas dos décadas de la Argentina. Desde el 10 de diciembre de 2007, cuando Cristina Fernández asumió la Presidencia de la Nación, la cantidad circulante de billetes de $ 100 en el sistema se duplicó, al pasar de los $ 582,3 millones a los $ 1.283 millones. “El esfuerzo de esta política expansiva tiene como objetivo mantener la liquidez necesaria en el sistema para asistir al Tesoro y acompañar los fuertes aumentos salariales sin que se sienta un impacto en las tasas de interés”, comentó un consultor que, en las últimas semanas, se aferró al silencio conventual para evitar las multas de Moreno.
En sus oficinas prefieren eludir cualquier mención al crecimiento en los niveles de emisión. Más que nada porque éste guarda, dicen, una estrecha relación con un tema de lo más sensible: la inflación. De acuerdo con los índices de precios provinciales que miden La Pampa, San Luis, Santa Fe, Entre Ríos, Chubut, Neuquén, Misiones, Tierra del Fuego y Salta, el avance del costo de vida fue, en promedio, de un 105,7% entre 2007 y 2011.
La dinámica redujo el poder de compra del billete al punto de que, hoy sólo puede adquirirse con $ 100 lo mismo que, en diciembre de 2007, se consumía con menos de $50.