Para un comisario y tres amigos, Hurtig siempre dudó de la hipótesis del accidente

El abogado del hermanastro de María Marta los llamó al estrado para demostrar que su cliente colaboró en el esclarecimiento del crimen.

Un comisario y tres amigos de John Hurtig coincidieron en la audiencia de ayer en que el hermanastro de María Marta García Belsunce, uno de los seis acusados de encubrir el crimen ocurrido el 27 de octubre de 2002 en el country Carmel de Pilar, colaboró con la investigación del asesinato. Los testigos sostuvieron que Hurtig siempre dudó de la hipótesis del accidente y que se obsesionó en saber cómo habían ocurrido los hechos.
Al citar a estos cuatro testigos, el abogado defensor de Hurtig, Marcelo Riguera, quiso dejar en claro ante el Tribunal Oral en lo Criminal Nº1 de San Isidro las incertidumbres de su cliente en torno a la hipótesis inicial del accidente. Y, sobre todo, que esas dudas motorizaron la investigación judicial.
Javier Niklison, quien trabajaba con el imputado en la venta de seguros desde 1984, explicó que estaba con Hurtig cuando este se enteró que se trató de un asesinato: “Íbamos a una reunión en San Antonio de Areco en su auto y lo llaman por teléfono. Veo que se altera mucho y parecía que le había pasado algo a una hija”. Según el relato de Niklison, el hermanastro de la víctima gritó: “¡No puede ser! ¿Cómo puede ser? ¡Tiene cinco tiros en la cabeza! ¡Si yo la tuve en mis brazos y no me di cuenta!”.
El vendedor de seguros explicó que el 28 de octubre fue una de las cientos de personas que asistió al velorio. “Yo esperaba encontrarme con una persona dolida por la muerte de un familiar, pero tenía énfasis tanto en el dolor como en la duda. Nos dijo que había algunas cosas que no le terminaban de cerrar. Juan me comentó que había sido un accidente en la bañadera pero que a él le parecía raro que se patine si tenía las zapatillas puestas”, detalló.
Niklison señaló que una vez que el imputado conoció el resultado de la autopsia, Hurtig se obsesionó con la causa judicial y solía llevar el expediente para todos lados. “A medida que recibía información, la iba compartiendo. No podía parar. Era una máquina. Nosotros decíamos ‘a este pibe le va a dar un bobazo’. El decía: ‘Yo no voy a parar hasta saber qué le pasó a mi hermana’”, agregó.
Además, también declaró el odontólogo Pablo Bilbao, amigo de Hurtig desde la adolescencia y con quien compartía la pasión por el rugby. En su relato avaló la hipótesis de las dudas sobre la causa de la muerte: “Vino con la cara desencajada y me dijo ‘falleció mi hermana, tuvo un accidente en el baño, se golpeó con las canillas pero no me cierra porque estaba con las zapatillas puestas’”, les contó a los jueces María Elena Márquez, Alberto Ortolani y Ariel Introzzi Truglia.
Luego, fue el turno de Naldo Dasso, un abogado especializado en el fuero civil y de profusa amistad con el hermanastro de María Marta. El hombre tuvo un rol clave el 19 de diciembre de 2002, cuando Hurtig encontró en los restos de materia fecal del pozo ciego de la casa el “pituto” calibre 32 que él mismo había arrojado por el inodoro. Dasso sostuvo que un amigo en común que tienen con Hurtig, Fernando Aragón, lo llamó para contarle que en el acta no estaba reflejada la participación de John en el hallazgo.
“Mi sugerencia fue que le pidan al fiscal que incluya la participación de Juan y si aceptaban que firmaran el acta y si no, que no la firmaran y que yo iba a conseguir a un penalista matriculado en la provincia”, relató.
Por último, el comisario Ángel Becerra, actual jefe de la DDI de San Martín y por entonces titular de la sub DDI de Pilar puntualizó que el imputado “colaboró” con la investigación y que el acta del hallazgo del “pituto” tuvo que enmendarse para que se incluyera la participación de Hurtig.

Fuente: El Argentino